Estamos sobreinformados

Una de las diferencias más grandes entre vivir en el campo o en la ciudad es lo estresada que parece estar la gente en la ciudad, van todo el día a contrarreloj, persiguiendo el tiempo. Y es cierto que vivir en una ciudad puede ser estresante pero dejando a un lado la contaminación y el ruido, hay un tipo de estrés derivado de un vicio moderno que comparte todo el mundo, permanecer informado. Estar al tanto de todo lo que pasa fue, a lo largo de la historia, vital para sobrevivir, pero antiguamente solo te enterabas de las pocas tragedias que sucedían en tu aldea o ciudad; hoy estamos constantemente informados de todos los terremotos, accidentes, matanzas o actos terroristas que ocurran en cualquier lugar del mundo. En la política sucede algo parecido, estamos informados de cada pequeño e irrelevante paso que se haga en negociaciones de las cuales depende nuestra vida pero que, sin embargo, parecen trascurrir a cámara lenta. Tenemos que estar alerta porque son importantes pero mantener ese estado de alerta constantemente genera ansiedad. Esta sobreinformación puede derivar en el síndrome de fatiga por exceso de información, condición muy dañina para nuestra salud que podría llegar a quitarnos años de vida. Aprender a desconectar de estos estímulos podría salvarte la vida. Mantente informado, pero con prudencia.

Cristina CastroMálaga