La esposa del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, dio ayer una larga entrevista a la Ser para hablar de la sucesión de su marido. Probablemente (conozco su cultura, su retranca, sagacidad y capacidad) es la más inteligente de todos los que están implicados en el asunto, que son multitud, incluyendo a Bendodo, Bonilla, Rajoy y muchos más. Es la que más claro lo tiene y la que con más desparpajo y claridad dice las cosas. Pero que ella sea la fuente fundamental y más fiable de información sobre el asunto representa un clamoroso fracaso de la estrategia, la comunicación, el hacer y el gestionar la cuestión por parte del Partido Popular malagueño. Lastimoso. Una pena. Resulta de todo punto ridículo y de vergüenza ajena ver (¡en público!) una casi pelea matrimonial por un asunto público que nos atañe a todos, con los principales implicados mientra haciendo jueguecitos de estrategia, que sí que no, que verás que jugada, que tal y cual. Uy, uy lo que voy a decir, uy, uy, lo que ha dicho. Buf.

Nadie pone orden en algo que como ella dijo muy bien, «se abrió demasiado pronto». Nadie dice nada coherente (¿Villalobos? «que se aplique el cuento con lo de irse»). En la citada interviú, Rosa Francia regateó elogios a Bendodo, cosa muy de la casa y nos recordó tiernamente que una de sus funciones es cuidar de la salud de De la Torre, aunque este cronista es de los que opina que al segundo día que De la Torre se levantara en su casa como exalcalde, se pusiera las pantuflas y se asomara por la ventana igual le daba un chungo, dado que trabajar por Málaga, ser alcalde, para ser más preciso, es su auténtica felicidad y dedicación, su motor y razón de ser. Le gusta. Le encanta. Y, probablemente ahí esté la clave, sencillísima, de todo. Una clave con muchos kilates de obviedad: al alcalde le cuesta tanto irse porque no encuentra motivos para irse. Porque no tiene por qué irse, porque se preguntará cada mañana en virtud de qué y por qué ha de largarse si es alcalde, elegido, ha ganado, es el principal activo electoral y hace lo que le gusta. Otra cosa son las lógicas y dinámicas de partido, claro. No poco importantes. Y el hecho de que aferrarse al sillón puede hacer que, como a tantos gobernantes, el último tramo le sobre. Y que ese aferrarse haga perder al PP la principal alcaldía que tiene. Y eso que él es el mejor candidato electoralmente. De la Torre ha espantado el debate sobre cuándo dejar a Bendodo la alcaldía. No. Ahora de lo que se habla es de si es o no candidato en 2019, cosa muy distinta.