En el ecuador de la Semana Santa, las estrechas calles de Almogía esperan con impaciencia e ilusión volver a ser escenario de las manifestaciones más profundas de fe este Jueves Santo. Sus vecinos volverán a repartir su corazón hoy entre los sagrados titulares de la Venerable Hermandad del Santo Cristo de la Vera Cruz (los de Cristo) y la de Nuestro Padre Jesús Nazareno (los de Jesús), hermanos y rivales a un tiempo que unen a los almogieños en una celebración única de belleza y antigüedad incontestables.

Al caer la tarde, a las 19.00 horas, la solemnidad y el recogimiento inundarán hoy las calles del municipio para recibir a Nuestro Padre Jesús Nazareno, máxima efigie de la hermandad a la que da nombre. Esta imagen, obra del escultor José Navas-Parejo que cumplirá el año que viene 75 años de historia, será custodiada un año más por su madre, María Santísima de los Dolores, cuyo manto negro se desliza suavemente en un trono elaborado en plata de ley por los talleres sevillanos del maestro Antonio Santos Campanario. Sus miles de devotos y hermanos vivirán con fervor el acto de la bendición del Nazareno a su pueblo, que tiene lugar delante de la iglesia parroquial justo antes de su encierro, en torno a las 10.00 de la noche.

Al filo de la medianoche, la protagonista es la hermandad de la Vera+Cruz, que procesiona a su Santo Cristo (1942), crucificado al que precede la sagrada reliquia del Lignum Crucis, que es portada por un hermano de la cofradía. El cortejo lo cierra la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, dolorosa malagueña cuyo origen se remonta al siglo XVIII y que llevan más de 50 portadores. En su paso va precedida por mujeres vestidas de riguroso luto, que van dejando un reguero de velas que iluminan su rostro.

Viernes de solemnidad. La tarde del Viernes Santo la cofradía de Cristo toma el testigo de la de Jesús para abrir la jornada, con el paso del Santo Entierro (2002), talla de Juan Manuel Miñarro, de cuyo trono penden cuatro lazos negros en señal de luto. A este trono acompaña el de María Santísima de la Concepción y Lágrimas (1981), obra del artista Pedro Pérez Hidalgo.

Pasadas las doce de la madrugada, la oscuridad se cierne sobre el municipio para acoger, en un ambiente solemne, la procesión de Nuestra Señora de la Soledad (1943), de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, caminando en un silencio tan sólo roto por el sonido de los violines de la capilla musical que la acompañan.

El broche de oro a la histórica semana de Pasión de Almogía lo ponen ambas cofradías que, dejando aparcadas las rivalidades, se unen en un sólo corazón para organizar juntas la salida del Santísimo Cristo Resucitado, celebrando posteriormente en su casa hermandad la Resurrección de Nuestro Señor.