El Miércoles Santo tiene muchas caras que conviven en una misma jornada procesionista con igual seguimiento y devoción entre los seguidores. Entre las hermandades con un sello de recogimiento y contención en sus cortejos se encuentran, sin duda, tanto en la cofradía de la Virgen Mediadora de la Salvación como en Salesianos.

Mediadora | Recogimiento

La hermandad de la Virgen Mediadora de la Salvación hizo ayer, por segundo año consecutivo, su estación de penitencia como cofradía agrupada. Su estilo sobrio y recogido, con la contención como principal característica durante su estación de penitencia, gana cada año más devotos, lo que ayer se pudo ver cuando el cortejo discurría por la Explanada de la Estación y se acercaba a calle Cuarteles y las vías aledañas a la iglesia del Carmen.

Cuando la procesión discurría por la calle Ingeniero José María Gárnica (en la Explanada de la Estación), la banda de la Trinidad Sinfónica interpretaba Virgen de la Estrella, justo delante de la casa de ancianos de las Hermanitas de la Caridad. La mecida, preciosa con los rayos de sol cayendo sobre el palio, fue eterna en una tarde de Miércoles Santo que se tornaba algo fría.

Las monjas, acompañadas de los mayores, y con la dolorosa orientada hacia ellos, le cantaron La Salve y le arrojaron pétalos de flores. «Qué bonita es esta Virgen», le decía una anciana a otra, ambas muy emocionadas. Por momentos como ese adquiere pleno sentido la Semana Santa malagueña: fe en estado puro.

Acto seguido, el trono comenzó a virar hacia la calle Cuarteles y cada vez más gentío se daba cita en la vía para seguir la evolución de la cofradía, que, pese a no procesionar a su titular cristífero, Jesús Nazareno Redentor del Mundo, sí tenía nazarenos con la túnica de la sección del Señor, a la espera de que en 2017 esta imagen se sume al cortejo, lo que ocurrirá casi con seguridad. La Virgen Mediadora, por cierto, estrenaba este año piezas de candelería y los faroles traseros del trono, así como todas las túnicas de los portadores.

Ya salvada Cuarteles, el cortejo entró en el entorno de la iglesia perchelera del Carmen por Plaza de Toros Vieja, donde la banda interpretó Cristo en la Alcazaba. Muchos aplausos. Especialmente bella fue la estación de penitencia en la Catedral, y la curva del trono, ya concluido el vía crucis, desde Císter a calle Cañón con la marcha Ione.

Salesianos | Sobriedad salesiana

Salesianos tiene una personalidad propia, diferente, que plantea un momento de sosiego antes de la exuberancia del Miércoles Santo. Negro riguroso, cirios tinieblas, trono de madera tallada oscura y un grupo escultórico que representa un momento clave de la Pasión, donde el dramatismo se mezcla con la ternura y la intimidad de la escena. Incluso la forma de comunicarse entre los nazarenos, con los golpes secos de bastones de madera en el suelo, nada que ver con el habitual tintineo de las campanas, muestra una forma diferente de concebir la Semana Santa. El barroquismo queda relegado a un segundo plano, imponiéndose el mensaje a la forma.

«¡Ánimo!, la misericordia de Dios es infinita», rezaba la banda que llevaba el angelote de cola, que siempre porta un elemento diferente y significativo sobre ese año. La celebración del Año de la Misericordia en la Iglesia Católica fue el motivo central del pasado Miércoles Santo.

La hermandad del Cristo de las Penas tiene muy claro cuál es el objetivo de su salida procesional. El paso por la Catedral de Málaga para hacer la estación penitencial es clave para dar sentido a su recorrido. De hecho, el tiempo de paso de todo el cortejo es bastante rápido, realizando gran parte del recorrido al ritmo del tambor y dejando las marchas a determinados puntos. Así, la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Cautivo sólo tuvo que interpretar cuatro marchas entre la salida de la plaza de Capuchinos y la entrada en Carretería: Cristo de la Sangre al llegar a El Molinillo, Soledad de San Pablo en la entrada en Ollerías, Macarena a mediación de la calle y El Salvador en la curva de Carretería.

La entrada en la plaza de la Constitución se hizo al ritmo de Inde Gloria Mea, precedido por un ordenado y largo cortejo de nazarenos camino de la Catedral.