Juan Vega progresa en su trayectoria artística cada día. Pese a que aún está en sus inicios escultóricos, ya ha dejado su impronta en varias obras para la Semana Santa de Málaga. Las cofradías de Málaga han confiando en este joven escultor, que cuenta con una imagen titular con la Virgen de los Desamparados y cada vez más trabajos de hermandades malagueñas.

Más que imaginero, se considera un escultor. Formado en la Escuela de Artes y Oficios de San Telmo, por ahora asegura que puede vivir de su profesión, aunque reconoce que es difícil. Las cofradías de Málaga han apostado por Juan Vega y le han confiado trabajos de envergadura. Lo mejor está aún por llegar. La Opinión de Málaga hará entrega el próximo Viernes de Dolores de un busto de una dolorosa modelada por Vega al ganador del primer premio del concurso de bodegones cofrades.

¿En qué momento de su carrera artística se encuentra?

Yo creo que comenzando. Aunque ya llevo trabajando cinco años, esto es muy largo. Estoy en un periodo de aprendizaje, aunque estoy seguro de que durante toda mi vida voy a ir aprendiendo cosas.

¿Si en sus inicios ya se valora su trabajo, cuando alcance la madurez podríamos estar hablando de un gran escultor?

Sería muy interesante. Siempre me he preocupado y he tenido mucho en cuenta salir a la calle con un mínimo de calidad. Empezar a vender cuando ya estaba medianamente preparado. No con cualquier cosa. Se trata de aportar algo de calidad. Si la progresión sigue, como espero, sería muy bueno.

¿Se puede vivir del arte en Málaga?

Es complicado, pero yo por ahora puedo hacerlo. En cualquier casa, eso de que el hijo quisiera dedicarse al arte siempre ha sonado raro.

¿Es más escultor o imaginero?

Personalmente me gusta más considerarme escultor, ya que el escultor está preparado para hacer de todo. La imaginería es una rama de la escultura, que se dedica a las imágenes religiosas. Pero yo no dejo de lado la parte profana, aunque tenga menos encargos y sea más complicado vender. Pero por propia iniciativa, hago mucha escultura profana. No obstante, el 90% de mi trabajo es imaginería.

¿Es de los que espera que le llegue la inspiración?

En absoluto. Lo que hago es por vocación, está claro. A veces estoy más inspirado que otras, pero a esto hay que dedicarle muchas horas. Yo no trabajo cuando estoy inspirado; lo hago todos los días, con un horario establecido. En el taller hay tantas cosas que hacer, que para todo no hace falta estar inspirado. Hay fases de la labor más creativo, como puede ser el modelado en barro, pero hay otras tareas accesorias que para nada es necesaria la inspiración. A veces puedo tener mi punto más bohemio, pero como cualquiera puede tenerlo y en cualquier profesión. Es mi trabajo y lo hago todos los días.

¿Nota su evolución?

Cada día. Es más, hay veces que la obra no ha terminado de salir del taller, cuando ya estaría mejorando cosas. Pero los plazos hay que cumplirlos. Aprendo cada día y me voy forjando gracias a mi trabajo, además de lo que aprendí en Artes y Oficios.

¿Las cofradías han confiado mucho en usted?

Estoy muy contento, porque desde el principio he tenido encargos. El Amor apostó por mí al cien por cien. Fusionadas, por ejemplo, cuando hice la réplica del Cristo de Ánimas. No quiero dejarme a la archicofradía del Carmen del Perchel... No puedo quejarme para nada. Prácticamente, de hecho, mi trabajo no ha salido de Málaga y en Málaga está mi principal clientela.

¿Qué retos tiene pendientes?

Prácticamente aún todos. El Cristo Resucitado del Asilo de los

Ángeles fue un trabajo muy importante y de envergadura. La copia del Cristo de Ánimas también, aunque no se le dé tanto valor, porque era un trabajo más académico que creativo, pero también me la jugaba.

¿Qué oportunidad tiene de hacer una imagen titular para Málaga?

Las que puedan ofrecer las nuevas hermandades que se crean en los barrios. De otra forma, pocas o nulas. Estas entidades te dan grandes oportunidades. En mi caso, la Virgen de los Desamparados me abrió muchas puertas. Me ha dado mucho. Fue mi primera imagen procesional.