La prensa nacional daba ayer por segura la marcha de Jorge Garbajosa al Khimki ruso, uno de los equipos que están poniendo el mercado patas arriba este verano con ofertas millonarias como la que ha llevado a Carlos Delfino de la mismísima NBA al propio cuadro moscovita.
Pero ayer en el seno del Unicaja se respiraba, sin embargo, la misma tranquilidad que antes de ayer o la semana pasada o la anterior. No hay oficialidad a que se haya puesto encima de la mesa del agente de ´Garba´ una oferta, pero sí que ambas partes "están hablando", dicen desde el club. Es más, en Los Guindos dan por seguro que el jugador esperará a que el Unicaja le haga la oferta en firme y mientras tanto no sucumbirá al ´oro de Moscú´.
Y eso que la oferta del Khimki es sencillamente espectacular. Además de ofrecerle 4 millones de euros netos por las dos temporadas que quieren que Garbajosa juegue en el subcampeón de la Liga Rusa, el club moscovita le ha ofrecido disponer de un chófer las 24 horas del día a su disposición, televisión por cable e internet en su residencia y disponibilidad para viajar a España cada vez que la competición rusa y la Eurocup (antigua Copa ULEB) lo permitan.
Lo cierto es que el Khimki, propiedad del gobernador de la región de Moscú, está loco por fichar al madrileño después de echar el resto por Delfino, Lampe o Milt Palacio, por poner sólo algunos ejemplos.
Prueba de la peculiaridad de este club es que, según marca.com, el presidente del Khimki, Aleksey Bodunkov, en un viaje a Estados Unidos, entró en el gimnasio donde se entrenaban los Chicago Bulls y le hizo un gesto a uno de sus ayudantes. "Quiero este gimnasio", le dijo. Cuando el asistente empezó a apuntar el nombre de las máquinas que había dentro, Bodunkov puntualizó: "Quiero exactamente este mismo gimnasio". Hoy en día, los jugadores del Khimki se entrenan en una réplica exacta de donde lo ha hecho el gran Michael Jordan durante su época dorada.
Así se maneja el Khimki, un equipo que con 11 años de historia aspira a nublar el dominio absoluto del CSKA en Rusia y pretende ser una fuerza emergente en Europa. Cuando jugó con el Pamesa en la Copa ULEB la pasada campaña, el desplazamiento logístico fue impresionante: un charter con 110 personas, en el que iban invitadas sus famosas cheerleaders, así como un montón de familiares de jugadores y trabajadores del club. En la ida, jugadores y entrenadores taronjas habían alucinado con los vestuarios NBA de su pequeña cancha (3.500 espectadores) y de cómo está organizado el club, al puro estilo NBA.
