Estuvo a punto de vivir la tragedia de Japón en primera persona, con las cámaras de televisión en directo. Pero esta vez se libró porque su pasaporte y la ficha internacional para debutar con Filipinas esta misma semana aún no se habían tramitado en Manila. Ángel Guirado, futbolista nacido en El Palo y de 26 años de edad, pero de madre filipina, aún recibe llamadas de seguidores y allegados, interesados por su estado.

«Como regresé a Málaga apenas unas horas antes y en algunos de los informativos dieron aquí que la selección filipina estaba jugando un amistoso a poco más de cien kilómetros del epicentro, es normal que haya mucha gente preocupada», explicaba ayer este ariete que ha militado en Segunda División y forma parte en la actualidad del Ronda, en el grupo IX de Tercera División.

En efecto, los ´Azkals´, como son denominados los integrantes del equipo nacional filipino, se hallaban el viernes en plena aclimatación para el encuentro que les va a medir esta semana contra Mongolia, en los preliminares para jugar la Copa Challenge de la Confederación Asiática de Fútbol. Justo cuando se produjo el terremoto se había alcanzado la segunda mitad. Disputaban un partido preparatorio ante el conjunto nipón Kanto Gakuin University y la fuerte sacudida fue «sobrecogedora», según relatan sus compañeros.

Preocupación

Los técnicos y jugadores con los que Guirado ha compartido diez días de concentración se quedaron sin cobertura en sus móviles y la única forma de tranquilizar a las familias fue con mensajes en las redes sociales. «Allí en Filipinas el baloncesto es el deporte nacional, pero el fútbol, con el triunfo de la selección española en el Mundial, que vivieron casi como propio por nuestros vínculos históricos, empieza a abrirse paso. Ya me han abierto un club de fans y en pocos días se han inscrito más de 300 personas», indica ilusionado este jugador que llegó a militar durante cuatro temporadas en las escalas inferiores del Málaga CF.

Filipinas fue además portada de la prensa asiática el pasado 5 de diciembre, después de vencer en la Copa Suzuki al campeón continental, Vietnam, en un partido que hizo historia –por primera vez alcanzaron las semifinales–. Salieron a las calles miles de personas, que desde ese preciso momento siguen casi al minuto todo lo que rodea a su selección nacional. «Poco después de recibir la llamada del seleccionador empecé a recibir mensajes de felicitación, de ánimo, de miles de personas. Y en estos días, porque no me queda más remedio, he empezado a perfeccionar mi inglés, porque sé que desde ahora me espera una nueva etapa en mi vida como jugador».

El alemán Michael Weiss, técnico recién fichado para dirigir a este revolucionario conjunto, le ha entregado de hecho un manual bilingüe con las expresiones típicas del balompié. «Sin saber decir fuera de juego o saque de banda, no podría protestar las jugadas en el campo, ni comunicarme con la mayoría de mis compañeros». Sigue vigente el español como una de las lenguas del país, pero el tagalo y el inglés son los idiomas más empleados.

«Si todo va bien y eliminamos esta semana a Mongolia, con toda la documentación arreglada entre la Federación Española y la Filipina, podré debutar como internacional en la fase de grupos. No volaría esta vez a Manila, sino directamente a Myanmar», apunta el paleño. En ese grupo A, los ´Azkals´ quedarían encuadrados en la Copa Challenge con Bangladesh, Palestina y Myanmar (Birmania).

Guirado sabe que alcanzar «un escaparate internacional» le podría reportar una aventura futbolística en el extranjero. «Después de haber militado en el filial del Levante y en el Orihuela, sendos procesos de quiebra económica, ya me había planteado jugar fuera, porque me deben todavía bastante dinero. Pero no podía imaginar que la vía fuese ésta, a través de mi doble nacionalidad».

Y es que el paleño llega en el mejor momento a Filipinas. Su capitán, Aly Borromeo, lo ha señalado: «Tenemos expectativas y sólo hay que poner al fútbol filipino en el mapa». Guirado debe ser uno de sus pilares.