Europa ya no es la fábrica del mundo, pero sí sigue siendo esa gran máquina generadora de ilusiones y de pasiones que es el fútbol. Ahí está la Eurocopa. Europa vive una crisis de aúpa, el euro se tambalea, las economías continentales experimentan una fuerte sacudida y los clubs no son ajenos a estas dificultades. Sin embargo, el capital sigue fluyendo en el fútbol europeo, donde muchos clubs continúan gastando por encima de sus posibilidades. El epicentro del balompié universal está anclado en el Viejo Continente, como demuestra la Eurocopa, y de ahí no se mueve. Un simple vistazo a los jugadores que más dinero perciben ofrece una constante. La mayoría, o son europeos o juegan en las grandes ligas. ¿Y dónde están las grandes ligas? En Europa.

La producción de millones de artículos se ha deslocalizado. Los tigres asiáticos, los países emergentes y todos aquellos lugares donde se emplea mano de obra barata se han hecho con la fabricación de lo que después se consume en el primer mundo. Pero en el fútbol, todos los recursos se concentran en Europa. Y el talento que no nace aquí se importa. Incluso, y lo que es más importante, el capital, también se importa cada vez más de otros continentes. El Manchester City está en manos de un jeque de Dubái. El Málaga y el Paris Saint Germain (PSG) están en manos qataríes. El Barcelona firmó un contrato con excelentes condiciones con la Qatar Foundation.

Todo sea para que la fantasía del balón siga rodando. Esto hace que la burbuja del fútbol corra un riesgo mayúsculo de explotar del todo, pero las grandes figuras del deporte rey, una parte de las cuales intentará brillar en la Eurocopa de Polonia y Ucrania que arranca este 8 de junio, siguen viendo cómo sus emolumentos se mantienen o crecen.

Según la última lista anual de salarios, que publicó en marzo la revista francesa France Football –la que apadrina el Balón de Oro–, entre Messi, David Beckham y Cristiano Ronaldo ganaron entre sueldos, primas e ingresos publicitarios 93,7 millones de euros, una cantidad superior a la del 2010, que era el récord hasta ahora y que se situaba en los 93,4 millones. Es decir, que mientras en todos los sectores hay ajustes o, directamente, recortes, las estrellas continúan cotizando alto en una inflación que hasta ahora prácticamente no se ha detenido.

Hace diez años, el futbolista que más dinero se embolsaba era el francés Zinedine Zidane, en su primera temporada en el Real Madrid de los galácticos. Ingresaba 13,6 millones. Hoy en día, es Messi, con 33 millones. Una diferencia de casi 20 millones. Donde Leo es más gigante con respecto a Zizou es en ingresos publicitarios (21 millones frente a 6,8) porque lo que ha ido creciendo con el paso de los años es la influencia de los deportistas en general y de los futbolistas en particular, como iconos y espejos capaces de realzar cualquier producto que anuncien.

Lo que no cambia es la influencia de Europa. De los 10 jugadores que más dinero perciben, cinco son europeos, y nueve (todos menos Beckham) juegan en el continente. Hace diez años ocurría prácticamente lo mismo, aunque entonces no había jeques en el fútbol y oligarcas como Roman Abramóvich todavía no eran los dueños de clubs relevantes. Sí era ya presidente Florentino Pérez, que ha gastado 503 millones de euros en su segunda etapa hasta conseguir que su Madrid ganara una Liga. Pero incluso esas cifras han sido superadas por el Manchester City, que ha invertido 581 millones para lograr desbancar al United.

Ni Zidane, porque está retirado, ni Messi, porque en su día decidió jugar con su país natal, Argentina, y no con España, estarán presentes en la Eurocopa. Sí participarán compañeros del jugador argentino que procurarán alargar la buena racha de la selección española. Curiosamente, ninguno de estos internacionales del Barça que jugarán a las órdenes de Vicente del Bosque está entre los 20 futbolistas que más ingresos amasan. Ni siquiera el hecho de que Xavi o Iniesta hayan acompañado en los últimos años a Messi en los primeros lugares de los premios más importantes les ha impulsado en la lista monetaria.

Sí figuran entre los diez europeos con más ganancias dos españoles: Fernando Torres y David Silva. El primero firmó el contrato de su vida con el Chelsea, y el segundo fichó por el City. La confluencia del mercado inglés y dos clubs económicamente poderosos ha permitido al madrileño y al canario pegar un buen pelotazo.

También dio el golpe en su día Cristiano Ronaldo, a quien su estampa de divino dentro y fuera del campo permite ser un buen reclamo publicitario. Sus contratos con Nike, Nivea, Castrol, Clear Shampoo o Banco Spirito Santo así lo confirman. Su tirón es mayor entre las mujeres y entre un público masculino adulto que entre los jóvenes. Pero ni con esas puede en este capítulo con Messi ni con Beckham. El inglés es el europeo que más gana, por delante del portugués, aunque sus pensamientos están ya más fuera (línea de perfumes, de ropa interior?) que dentro del campo. Beckham cobró tres millones de euros por un anuncio de H&M de sólo 30 segundos que se emitió en la última edición de la Superbowl de fútbol americano. Más lejos queda Wayne Rooney, aunque su salario deportivo es superior al de su mediático compatriota, Messi y Ronaldo.

La relación incluye varios casos peculiares. Más allá del de Beckham, cuyo impacto es mayoritariamente publicitario, está el de Samuel Eto´o, a quien le pasa lo contrario, ya que casi todo lo que percibe lo desembolsa un nuevo rico como el Anzhi ruso. El delantero camerunés, ex del Barcelona, tiene el salario más alto del planeta fútbol, 20 millones anuales. También otro veterano como Nicolas Anelka se mantiene en la élite económica gracias a una aventura exótica tras haber ido dando tumbos por Europa. El polémico francés acudió a la llamada del mercado chino, que quiere ir mostrando músculo aunque le falta mucho camino por recorrer.

Ni Eto´o ni Anelka ni, por ejemplo, Ibrahimovic tienen un excelente cartel publicitario porque provocan tanto amor como odio en los mercados a los que van destinados, y por eso, el grueso de sus emolumentos pivota en torno a lo que perciben de sus clubs.

En cambio, en la bolsa del fútbol los nombres cambian cuando se trata de analizar su valor de mercado estrictamente futbolístico. Beckham, a sus 37 años, ya no aparecería. En este caso y, según un estudio de Transfermarkt, el primero sería Messi, y Cristiano Ronaldo aparecería como segundo clasificado. En esta lista sí que destacan Iniesta (tercero empatado con Rooney) o Cesc Fàbregas, futbolistas que están bien pagados, pero que no se mueven en unas cifras superlativas.

El valor de mercado de las principales figuras ofrece cifras mareantes y que en el fútbol se manejan, al menos de boquilla, con una facilidad pasmosa. Como pasmo producen las cifras de deuda del fútbol europeo, con mención destacadísima para España. El pasado verano, de los 22 clubs europeos en situación concursal, 21 eran españoles. Los equipos de Primera y Segunda deben 752 millones a Hacienda, aunque, según un estudio del economista Josep Maria Gay, la deuda global de los equipos españoles es de 3.530 millones.

No es de extrañar, por lo tanto, que ya se hayan alzado voces en el fútbol internacional contra la situación del fútbol en España, donde juegan los dos mejores jugadores del mundo (Messi y Cristiano) y donde está el grueso de la selección que es campeona vigente del mundo y de Europa.

"En algunos países los clubs gastan un dinero que no tienen, mientras que otros ya no pagan a sus jugadores. ¿Cómo es posible que haya más dinero que nunca en el fútbol y, sin embargo, existan tantos clubs que nunca han tenido tanta deuda? El fútbol profesional en Europa ha acumulado pérdidas de 1.600 millones de euros de acuerdo con nuestro estudio más reciente –un 35% más que en el año 2009–. ¿Cómo es posible esta paradoja? Es insostenible, y hay que trabajar para racionalizar y para cambiar esta situación. No se puede seguir así", sentenció recientemente Michel Platini, el presidente de la UEFA.

En la misma línea va la crítica del presidente del Bayern de Munich, Uli Hoeness. "Pagamos cientos de millones de euros para que salgan (los españoles) de la mierda, y luego los clubs se eximen de pagar la deuda. Esto no puede ser así. Esto es el colmo para todos los que competimos con ellos", afirmó el dirigente bávaro, algo así como una Angela Merkel del fútbol. Para que la situación no se desboque más, la UEFA está trabajando desde hace un tiempo en lo que ha dado en llamar de manera pomposa el "fair play financiero", un ambicioso programa de reformas y de reglas para obligar a los clubs a sanear sus cuentas que ha recibido también el respaldo público de la Comisión Europea.

Intento de racionalización que, bajo su punto de vista, es compatible con el hecho de que la UEFA tiene previsto aumentar en un 15% los ya cuantiosos premios que otorgará a los participantes en la Liga de Campeones en las tres próximas temporadas. Asimismo, el organismo rector del fútbol continental se hará cargo de los seguros de los futbolistas durante esta Eurocopa y abonará a los clubs más de 100 millones por prestar a sus estrellas durante el torneo. Esta cantidad está previsto que sea de 150 millones en la Eurocopa 2016.

Todo sea para que los equipos, al menos los más poderosos, puedan seguir manteniendo el nivel de vida de sus estrellas. Todos los sectores de la sociedad, y el fútbol no es para nada ajeno, notan el socavón económico, y muchos clubs están en riesgo de bancarrota, pero en la cresta de la ola los grandes generadores de ilusión, los Messi, los Cristiano, los Rooney, mantienen su cartel para provocar admiración y felicidad. Porque hay felicidad que no se compra con dinero, aunque en el caso de las estrellas el dinero va multiplicándose como en el milagro de los panes y los peces. Y es que, como dice Simon Kuper, uno de los grandes escritores de este deporte y autor del libro Fútbol contra el enemigo, "cuando un juego importa a millones de personas, deja de serlo".

Posiblemente el fútbol sea el juego que a más millones de personas apasione en el mundo. Desde un punto de vista de seguimiento, su impacto es global, pero su fuerza centrípeta se mantiene en Europa. En otra tesitura económica, es muy probable que, por ejemplo, Neymar, al que se puede considerar el jugador de más proyección que no está en las grandes Ligas, ya hubiera cruzado el charco; pero todo el mundo sabe, y él y su club, el Santos brasileño, los primeros, que es solamente cuestión de tiempo que lo haga. Si no es este verano, será el siguiente y si no, después del Mundial 2014, pero Neymar, muy bien pagado en Brasil, mucho más de lo que se le podía abonar en su país hace unos años, terminará en el principal escaparate del fútbol, el de Europa, el de la Champions, el de los mejores.

Japón, México, China, Estados Unidos, países árabes con petrodólares, todos son mercados que han venido con el talonario para lograr fichajes de impacto en distintos momentos. Pero sus adquisiciones se resumen en un puñado de viejas glorias con un pasado esplendoroso. El presente y el futuro del fútbol siempre se viven en Europa.