En primer lugar, lo que toca es felicitar la Navidad y desear a todos un año 2015 lleno principalmente de salud, y en el terreno deportivo, que sea como mínimo como el pasado 2014. El calendario nos ha regalado estos días de fiesta cuatro partidos en casa, o lo que viene a ser lo mismo, cuatro oportunidades de disfrutar en el Carpena de nuestro equipo, porque más allá de los resultados, que en la mayoría de los encuentros están acompañando, cuando uno vive esta temporada una jornada en el Palacio de los Deportes malagueño, lo que seguro que no sucede es que sale al final del mismo indiferente. Todo lo contrario, este Unicaja transmite y sobre todo tiene una cualidad que lo hace merecedor del apoyo y es que se agarra a los partidos, independientemente de las circunstancias que se sucedan en el mismo.

Tras el éxtasis del pasado martes en el choque frente al Madrid y después de haber jugado 45 minutos llenos de intensidad, tensión y emoción, con el desgaste que ello supone, llegaba a tierras malagueñas el comienzo del Top 16 de la Euroliga y con ella rendía visita el todopoderoso conjunto griego del Olympiacos, todo un coco al que enfrentarse apenas tres jornadas después del encuentro que daba el liderato en solitario de la Liga Endesa al Unicaja. Un conjunto, para colmo de males, muy físico y que te lleva al límite de tu capacidad durante todo el encuentro. Muchos condicionantes en contra, a pesar de los cuales se sobrepuso el cuadro verde, y aunque fue a remolque, sobre todo en los dos últimos cuartos, no le perdió la cara al partido en ningún momento, gracias a esa capacidad de permanecer en ellos que tienen los cajistas. Estar compitiendo cada tres o cuatro días y en dos competiciones tan exigentes como son la Euroliga y la Liga Endesa no es nada fácil. A uno le gusta que su equipo gane siempre, pero también hay que ser realistas y reconocer que enfrente también hay un equipo, y en el caso de ayer un «señor equipo». Un conjunto, el heleno, que tiene una gran plantilla, con jugadores de gran calidad, pero sobre todo que juegan muy bien al baloncesto y que cuentan en su dirección con uno de los jugadores mas determinantes de Europa, Spanoulis, que hace jugar a sus compañeros al ritmo que quiere en cada momento. Además, los griegos defienden a un gran nivel. Ayer dejaron al Unicaja en sesenta y pocos puntos.

Ante esa perspectiva había que hacer un encuentro muy serio y con buen acierto ofensivo, cosa que no pasó. Los porcentajes de tiro fueron bajos y ante ese panorama era muy complicado poder hacer frente a un conjunto como el Olympiacos. Quizás la peor noticia de la noche del viernes fue ver al Markovic vestido de calle y a Fran Vázquez retirándose al final del choque cojeando, contratiempos nada buenos para un calendario tan apretado y exigente como el que tienen los malagueños. En este lujo de fiestas navideñas que estamos disfrutando y en menos de 48 horas, otra cita en el coliseo verde, seguro que el Unicaja se olvida de todo y sale a competir al máximo. Hay que tener en cuenta que mañana domingo actúa como líder y eso ejerce de motivación extra para cualquier rival que venga, sea del nivel que sea, y el Río Natura Monbús es un buen equipo, al que será muy difícil batir.

*Dani Romero es ex jugador del Unicaja