La capacidad reproductiva o fertilidad en nuestra especie humana deja mucho que desear, nuestra probabilidad de embarazarnos es de un 23% por mes o ciclo menstrual de la mujer y solo después de un año de búsqueda esta llega a un 80-85% de probabilidad acumulada. Si a esto le sumamos el retraso de la maternidad por razones profesionales, laborales, etc, situaciones actuales propias del desarrollo y de la inserción de la mujer en igualdad de condiciones a la vida laboral, hace que la consulta de fertilidad se vea incrementada en nuestros tiempos.

Cuando una mujer o pareja se decide a consultar con un especialista ya ha pasado por una serie de situaciones estresantes: la búsqueda es si, que hace que el acto sexual se transforme en una obligación mas que en un acto de placer mutuo, la ansiedad de sospechar el problema, la decisión de consultar, la peregrinación por las pruebas diagnósticas, la aceptación del diagnóstico y la decisión de someterse a la técnica de reproducción asistida propuesta, y la relación con el entorno personal y familiar de la pareja. A esto se agrega el compromiso de la pareja, que en el caso del varón tiene una afectación variable, sobre todo si la causa de la infertilidad es femenina, a pesar de ser un problema de dos. Por otro lado existe la sobrevaloración de los resultados clínicos de las distintas técnicas de reproducción asistida. Todo esto, hace que el 100% de las parejas tenga una carga emocional importante al momento de consultar o comenzar un tratamiento, es mas, se sabe que cerca de un 60% de las parejas tiene un problema de ansiedad, depresión y estrés con repercusión en su vida cotidiana y un 20% podría tener un problema psiquiátrico, principalmente ansiedad y depresión, subsidiario de manejo médico y psicológico especializado.

Para nuestra tranquilidad, no se ha demostrado que el nivel de estrés o ansiedad se asocien a menores tasas de embarazo de los distintos tratamientos de reproducción asistida (inseminación artificial y fecundación in vitro), pero si afectan la manera de enfrentar los procesos por parte de los pacientes. En este punto, el equipo médico y paramédico juega un papel fundamental de apoyo e información continua a la pareja, lo que ayuda a disminuir la carga psicológica presente. Además, este apoyo e información disminuye el abandono a los tratamientos y refuerza la perseverancia en la búsqueda de la gestación deseada.

Por otro lado, dentro de nuestro proyecto vital, la maternidad se debería vivenciar como un deseo y no como una necesidad u obligación. Por ello debemos intentar desarrollar todos nuestros proyectos vitales personales y de pareja, en paralelo con el de la maternidad.

* Álvarez es director médico de la URE del Centro Gutenberg