«Sigo bien, trabajando en la carretera, pero ahí vamos». Fueron las últimas palabras que escuchó hace unos días Manuel García de su buen amigo Eduardo Luque Villasclaras, un camionero nerjeño de 56 años que falleció anteanoche atropellado en la carretera por una furgoneta cuyo conductor se dio a la fuga. «Es un accidente terrible y me cuesta creer que aquello que me dijo este fin de semana en el ambulatorio, al encontrármelo, era lo último».

Nerja quedó conmocionada de repente, con las primeras luces de ayer martes, una vez confirmada la fatal muerte. Eduardo sufrió un accidente leve en la autovía A-2 a la altura del municipio soriano de Arcos del Jalón. Bajó para observar los posibles desperfectos en la carrocería, al igual que el conductor de otro vehículo, J. M. F., de 49 años, y vecino de Guadalajara.

De repente, en décimas de segundo, un tremendo impacto segaba su vida, pese a que la noche era bastante húmeda y había placas de hielo sobre el firme. Una furgoneta acababa de llevarse a los dos hombres por delante. Eran las 22.25 horas del lunes. El segundo atropellado seguía ayer, casi 25 horas después, en estado grave.

El aviso desde el kilómetro 164 de la A-2 no se hizo esperar. La Guardia Civil fue alertada por varios testigos: «Se va, se ha dado a la fuga», relató uno de ellos. De inmediato se abrió un dispositivo que daría sus frutos cerca de 30 kilómetros más adelante, en el punto kilométrico 183, ya en la provincia de Zaragoza. Allí fue interceptado el conductor huido, en quien recaerá supuestamente la responsabilidad del siniestro: V. S., de 35 años y vecino del municipio madrileño de Torrejón de Ardoz.

El fallecido deja mujer, hermana del concejal del Partido Popular nerjeño José Miguel Jimena Ortega, y tres hijos -dos mujeres y un varón-. Una de las hijas había contraído matrimonio recientemente. El siniestro ha causado una especial consternación en el entorno de la calle Los Huertos. De hecho, el camionero residía en la primera planta del número 72 de esta vía, «justo encima del domicilio de sus padres y debajo de la vivienda que ocupaba una de sus hermanas», como indicó a este periódico Laureano Martín, portero del inmueble situado justo enfrente.

Antonio Fernández Villasclaras, primo de la víctima, recuerda que Eduardo era muy querido en el municipio, porque hasta principios de la década de los noventa se dedicó junto a un hermano al transporte de gas butano. «Habían crecido en ese oficio y después llevaba muchos años como conductor», matizó.

Traslado desde Soria

Al cierre de esta edición aún no estaba confirmado el horario de llegada de los restos mortales del fallecido hasta el tanatorio de su localidad natal, donde está previsto que hoy se celebre el funeral. «Era una persona muy entrañable. Siempre que estaba por aquí se acercaba a saludar y, aunque tenía algún problema de espalda, seguía en su oficio, con muchos kilos de más, pero bien dentro de lo que cabe», explicaba ayer otra vecina. «Me da mucha pena por la mujer, que perdió a su madre primero, luego a un hermano y ahora le viene esto».