Tiene 30 años y vive solo. Juanjo dice encontrarse así, por desgracia, muy a menudo. Se encerraba en su casa y no quería ver a nadie. Hasta que empezó el año tiene, al menos, un motivo para salir a la calle: una marcha andando en la que está, durante media hora, con sus amigos.

Juanjo tiene un trastorno mental y participa, desde el pasado mes de enero, en un proyecto que la Asociación de Familiares de Enfermos Mentales Afesol ha creado para mejorar el bienestar de los que como él sufren algún tipo de enfermedad psíquica. Una caminata semanal durante media hora que, según los responsables de la organización, puede ayudarles a mejorar su calidad de vida.

«El ejercicio físico no sólo les beneficia físicamente, también puede ayudar a pasar mejor la enfermedad que padecen. Por lo general, son personas que tienen una barrera social muy pronunciada y les cuesta relacionarse con otras personas. El hecho de sacarlos de casa a pasear y conocer a otras personas les hace que pierdan, un poco, esa cortapisa», explica Sara Torres, una de las responsables de Afesol.

Así, la organización, con sede en Benalmádena, se traslada cada viernes a Las Lagunas, en Mijas, para realizar estos paseos al aire libre en el que participan 56 personas en total. En esta ocasión, han venido 28 y lo primero que hacen es poner el dedo para que una monitora les tome y anote la tensión.

«Al finalizar la marcha, volvemos a hacer lo mismo y anotamos ambas marcas. Registramos cada sesión en una tabla para observar la evolución y poder demostrar, así, que el ejercicio es saludable para ellos», apunta Torres.

Sin embargo, según los responsables del proyecto, una sesión semanal puede que no sea suficiente para percibir una mejoría importante. Lo ideal serían, al menos, dos veces a la semana, pero no hay presupuesto para más.

La iniciativa de Afesol se financia con una subvención de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía que sólo permite planificar doce sesiones, en lugar de las 24 que defiende el programa.

«Esperamos que, por lo menos, renovemos lo que nos han dado, porque creo que hace mucho bien», sostiene la responsable y así lo refrendan algunos de los marchantes.

David, por ejemplo, asegura que no ha faltado a ninguna de las sesiones. Asegura que le ayuda a mantener una vida ordenada y a estar mejor mentalmente.

«No es un recorrido muy largo ni dificultoso, de hecho, suelo hacer más deporte. Pero el hecho de tener que levantarte temprano, salir y ver a los compañeros nos hace mucho bien y nos anima a que estemos activos», destaca.

Juan Carlos, en cambio, asegura que no suele hacer mucho deporte y que la marcha semanal es de lo poco que hace por mover el esqueleto. Dice que lo bueno es que «dejo de fumar mientras camino, porque suelo fumar bastante y sé que no es bueno».

Su compañero Juan Diego ríe mientras lo oye. Él sí ha hecho deporte toda su vida. «Pero lo he hecho compitiendo y eso es muy estresante. Estas marchas anaeróbicas son muy relajantes y a nosotros nos viene genial porque nos relacionamos entre nosotros», puntualiza.

Todos son reclamados por Juanjo, que parece con muchas ganas de iniciar la marcha. «¡Hoy vamos a darle caña, eh!», dice gritando mientras todos sonríen.