Las reflexiones de José Ortiz entremezclan la tranquilidad de quien se siente capacitado para continuar el trabajo iniciado hace cuatro años y la ilusión innata de quien ha vuelto a nacer para la alcaldía de Torremolinos. En la ciudad costasoleña, que encomienda a la autenticidad del barrio del Calvario los aledaños de su Ayuntamiento, a casi nadie se le escapa que el regidor socialista ha 'resucitado'. De hecho, aún colea la resaca de la tempestad que rodeó a su investidura. Y, llegados a este punto, se antojan inevitables el nombre de Lucía Cuín, la alargada sombra de Pedro Fernández Montes y hasta el jocoso guiño a sus socios de gobierno que serviría para activar la nueva legislatura o, incluso, el comienzo de esta entrevista. Adelante, alcalde.

Los resultados en las elecciones no fueron los más favorables para usted. ¿Cuántas veces se vio fuera de su despacho antes de la investidura?

Siempre tengo pensamientos positivos. Nos superamos en la dificultad y nunca nos rendimos a la hora de luchar por esta ciudad. Ya fue muy difícil en la anterior legislatura llegar a un consenso para la investidura, y lo conseguimos. Fue complicado también con un gobierno de siete personas hacer nuestro trabajo y lo superamos igualmente, pese a los intentos de mociones de censura. Y, en esta ocasión, hemos vuelto a practicar ese pensamiento positivo, hemos pensado en todo lo que nos une y nos ha funcionado extraordinariamente. A los políticos nos pagan para encontrar caminos de encuentro y de unión, no para buscar caminos de conflicto, bloqueo y separación. Así lo hemos hecho, creemos que esta actitud debería servir de ejemplo para la situación que estamos viviendo en estos momentos en el Estado español.

Si la misma noche electoral, con los resultados sobre la mesa, alguien le dice que iba a conservar la vara de mando, ¿se lo hubiera creído?

Siempre he tenido presente esa dificultad porque son muchas fuerzas las que deben ponerse de acuerdo cuando no tienes una mayoría suficiente. Igual que hace cuatro años, asistimos al pleno con la incógnita y la duda de qué iba a pasar. Solo teníamos el compromiso formal y por escrito de Adelante. Asumimos que podía suceder cualquier cosa. El voto es secreto. Afortunadamente, hemos conseguido que nos apoyaran más concejales. Y, ahora, estamos intentando formar un equipo de Gobierno amplio y abierto que responda a ese equilibrio de varios programas electorales buscando lo que nos une.

¿Con qué sensaciones afronta este segundo mandato?

Con mucha ilusión. Es una legislatura apasionante por los cambios estructurales que habrá. Y, principalmente, por el desarrollo del modelo de ciudad a partir de la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Esto nos genera una hoja de ruta extraordinaria para continuar, tal y como ya lo iniciamos hace cuatro años, con el desarrollo de la ciudad hacia el norte. Y también nos aporta la estabilidad jurídica que permite a los inversores posicionarse en Torremolinos. Sobre todo, el objetivo es trasladar ese proceso de modernización hacia los barrios, seguir controlando y saneando la economía y mejorar los servicios públicos, especialmente los de limpieza y mantenimiento. Empezamos con un gobierno amplio y con bastante fortaleza y el principal propósito, a corto plazo, es aprobar los presupuestos para el 2020 y avanzar en todo esto.

¿En qué terminos valora el acuerdo de gobierno que ha firmado con Adelante?

Es un acuerdo que nos refuerza como gobierno de mayoría y no solo tiene en cuenta a quienes lo firmamos, pues permite el diálogo y la colaboración con otras fuerzas políticas que van a participar en el desarrollo de nuestra gestión. En esta etapa de continuación iremos en la misma senda de consenso que iniciamos hace cuatros años con un gobierno minoritario. Eso nos va a permitir plantearles grandes acuerdos a otras fuerzas para afrontar los retos que tiene esta ciudad.

¿Qué espera de la Junta de Andalucía a la hora de gobernar?

En la anterior legislatura, ya demostramos que somos capaces de llegar a acuerdos con otras instituciones, con total lealtad y con independencia del signo político. Lo hicimos con el Ayuntamiento de Málaga y con Diputación, y ahora con la Junta es exactamente igual. Veremos la demanda que tenemos respecto a proyectos que no se han realizado desde distintas consejerías. Estamos hablando del Hospital Marítimo y de un centro de salud, de actuaciones en los juzgados y en colegios o de la ampliación del Instituto Concha Méndez ya prometida. El actual consejero de la Presidencia también se comprometió a realizar inversiones como la del edificio que va destinado al museo. Recordaremos todo esto y estaremos trabajando en el turismo y otros ámbitos defendiendo los intereses de los ciudadanos.

Más allá de su reconocida sintonía con Pedro Sánchez, ¿qué puede aportarle el Gobierno central a Torremolinos?

Tenemos asuntos de bastante trascendencia pendientes. Uno de ellos, en el marco del turismo, es el Palacio de Congresos. Somos conscientes ambas administraciones de la necesidad de invertir en mejoras para el edificio. En la misma zona va un gran centro comercial y el Palacio de Congresos puede beneficiarse, necesita ser más competitivo. Y en materia de seguridad, vamos a tener una reunión en Madrid para solicitar una nueva comisaría que cubra a Torremolinos y Benalmádena. Por lo demás, queremos que valoren que municipios tan turísticos como el nuestro necesitan recursos para seguir ofreciendo servicios de calidad y con Fomento trabajaremos en el plan de carreteras hacia el norte.

¿Qué le diría a quienes ya le acusan de consentir sueldos de 50.000 euros anuales para los ediles que resultaron decisivos en su investidura?

Nos estamos diferenciando de otros municipios en los que la oposición tiene escasos recursos para hacer su trabajo. La oposición debe tener medios para fiscalizarnos y controlarnos, eso requiere personas que tengan dedicación completa. Me gustaría que en otros municipios en los que los socialistas estamos en la oposición se pudiera tener recursos para ejercer este derecho. Es injusto decir que unos cobran y otros no. Se ha hecho un reparto proporcional.

¿Qué le parecen las críticas sufridas por la concejala Lucía Cuín tras darle su apoyo?

Lamento mucho la situación de amenazas y agresiones que se ha producido. Es un signo preocupante de que esta sociedad tiene que madurar mucho todavía en valores y principios democráticos. El reflejo está en las redes, que se convierten en un vertedero de mediocridad, insultos y las frustraciones de personas que lo usan para liberar lo más agrio de sus vidas. Desgraciadamente, hay bastante poco respeto a la labor que hacemos en política. Y eso me produce preocupación y tristeza, porque si hay una labor máxima esa es la política municipal. Es piel con piel con los ciudadanos.

Desde su llegada al poder en 2015, desde diversos sectores de la sociedad le insistieron en la necesidad de que Torremolinos perdiera caspa y decadencia para ganar vida, ¿cree que se está consiguiendo?

Teníamos el planteamiento de recuperar Torremolinos en cuerpo y alma. Empezamos con el alma, con una dinamización cultural y en eventos que mejoró la participación y la vida de la ciudad. Y, además, necesitábamos recuperar el cuerpo, aunque eso precisaba inversiones complejas por las dificultades económicas del Ayuntamiento. Nuestro gran proyecto era peatonalizar la plaza Costa del Sol y el éxito solo hay que verlo. Queríamos un centro con modernidad y motivos para ser feliz y, además, vamos a dinamizar los barrios. Van a ser cuatro años apasionantes. Torremolinos va a estar en muchos titulares en los medios.

Se habla mucho, y en términos siempre grandilocuentes, del futuro centro comercial, ¿en qué punto se encuentra y qué le aportará a los torremolinenses más allá de las cifras mareantes que lo rodean?

Como el PGOU ya ha sido aprobado, dentro de tres meses se pueden formular las licencias para los proyectos urbanísticos del sector norte, no solo del centro comercial. Olvidando las grandes cifras, el centro comercial supone una transformación de la zona y lo que conlleva como pulmón de la ciudad un parque periurbano. La capacidad turística va a ser mayor, debería ser un motivo para romper la estacionalidad y que fuéramos un destino no solo de sol y playa, también urbano, de fin de semana y escapada con el 'shopping' y el Palacio de Congresos como elementos fundamentales. Todo esto significa mayores ingresos para el Ayuntamiento y servirá para romper las cifras de desempleo, que son muy alarmantes. No deberíamos tener un 18% de paro.

Estos días se habla a nivel internacional del Pasaje Begoña como símbolo de libertad y de la lucha del colectivo LGTBI, ¿qué significa en el diccionario de su ciudad la palabra orgullo?

Desde los años 60, siempre nos hemos identificado con la libertad, la tolerancia y las vanguardias. Incluso, desde los años 30, hay un número de la revista Litoral que habla de ello. Tenemos un bagaje importante y un sentimiento de libertad que permite la conciencia de ciudad internacional que se proyectó al mundo, precisamente, por el ejemplo del Pasaje Begoña o esa diversidad que ahora tiene conviviendo aquí a personas de más de cien nacionalidades y a comunidades religiosas diferenciadas. Seguimos siendo un punto de conexión para muchas personas del colectivo LGTBI que se vienen a esta isla de libertades porque son perseguidos en sus países por su identidad. Por eso, el Pride en Torremolinos no solo es una celebración, sino una reivindicación dirigida al mundo entero.

Para finalizar, imagine que va andando por calle San Miguel y aparece el genio de la lámpara exigiéndole que le pida un deseo para Torremolinos, ¿cuál sería?

Que sigamos desarrollando un proyecto de progreso y libertad, en el que nuestros hijos e hijas encuentren las oportunidades para no tener que irse de aquí si no lo desean. Que la gente no tenga como fin encontrar la felicidad, sino que el encuentro con la felicidad se produzca cada día.