Llegó al Festival de Cine con su segundo largometraje bajo el brazo, Road July, una cinta que el propio Gaspar Gómez define como un «viaje a la paternidad» en pleno desierto de Mendoza.

Lleva una semana en Málaga, ¿qué le ha parecido el festival?

He venido sin ninguna expectativa para dejarme sorprender. La sorpresa ha sido muy grata. Málaga es una ciudad muy atractiva y me ha encantado conocer cómo está la filmografía tanto en España como en otros países latinoamericanos.

¿El cine español tiene tirón en Argentina?

Cada vez menos y la culpa no es de Argentina ni de España, es de todo el poder que acumula Hollywood. La invasión estadounidense es tan fuerte que acapara casi toda la distribución en las salas argentinas.

Sin embargo el cine argentino tiene cada vez más seguidores en nuestro país.

La relación es muy estrecha entre ambos países, son culturas que están muy comunicadas desde hace siglos. No sé a que se debe el éxito pero parte del cine argentino parte de la búsqueda interior del personaje y se crean papeles con los que la gente se familiariza rápidamente.

A diferencia de las road movies, los personajes de Road July no huyen de nada, al contrario.

Me gusta definirlo como un viaje a la paternidad. Dentro de ese Citroën, ambos se descubren a sí mismos y sobre todo, ahondan en la relación padre-hija que nunca habían tenido.

¿Próximo proyecto?

Es una comedia y se titulará La cuarta pared. No ha comenzado aún pero en cuanto vuelva a Argentina será mi prioridad.