­Concha Velasco llega a Málaga para quedarse unos días. Esta tarde inaugura el nuevo ciclo de La Térmica, Un café con... (16.00 horas), y por la noche presenta la obra Olivia y Eugenio (21.00 horas) en el Teatro del Carmen de Vélez Málaga, montaje con el que también acude, mañana y el sábado, al Cervantes dentro de la programación del Festival de Teatro. En Olivia y Eugenio, texto del peruano Herbert Morote que aquí cuenta con la dirección de José Carlos Plaza, la intérprete vallisoletana encarna a la madre de un joven con síndrome de Down, una mujer que reflexiona sobre la vida y que arremete contra los que se atreven a mirar a los demás por encima del hombro.

Puede que los malagueños, que cuentan entre sus paisanos con la primera persona con síndrome de Down en Europa en obtener un título universitario, Pablo Pineda, vean con más normalidad que usted comparta el escenario con un actor con este trastorno genético.

Tengo que decir que yo fui la primera sorprendida. Esta obra me la ofrecieron hace tres años, cuando estaba haciendo Hécuba. Ya conocía el texto desde que se estrenó en Perú, pero no pensaba que pudiera hacerla un actor con síndrome de Down. Siempre pensé en un principio que sería un actor. Igual que Dustin Hoffman cuando Rain Man, por poner un ejemplo. La sorpresa fue cuando empezamos a ensayar y aparecieron estos dos actores maravillosos: Rodrigo Raimondi y Hugo Aritmendiz. Y para mí, la sorpresa fue comprobar la capacidad que tienen estos chicos para afrontar una interpretación tan importante durante una hora y cuarenta minutos.

Lo que viene a derrumbar muchas de las ideas preconcebidas que existen sobre los síndrome de Down.

Todas. Después de estudiar mucho este texto y de investigar, como hago con todas las obras que interpreto, me enteré de que cada 800 partos nace un síndrome de Down, que se trata de algo genético, que hay un caso en todas las familias, en la mía también: yo tuve una prima Down en Logroño. Lo que ocurre es que antes se decía que era por causas de la edad de la madre o padre. Ya sabemos que no tiene nada que ver. Además, antes era un asunto que se escondía; no se quería hablar de ellos, como si fueran una desgracia. Afortunadamente, ahora no es así y las personas con síndrome de Down logran acabar carreras universitarias.

Y a ganar la Concha de Plata a mejor actor en el Festival de San Sebastián...

Fíjate lo que hemos adelantado tanto en la investigación como en la comprensión.

Las personas con este trastorno suelen asegurar que la sobreprotección y las actitudes compasivas hacia ellos no les beneficia. Todo lo contrario, suele ir en contra de su desarrollo.

Pues de eso habla precisamente esta obra. Hay un momento en el que Olivia le confiesa a su hijo lo que sintió el día que nació. Lo que significó para ella el momento cuando a ella le comunican que ha tenido un hijo Down. Y de eso se habla: de las miradas compasivas, de la reacción de los familiares y de los amigos. Es un texto maravilloso, emocionante y divertido. Jugamos, lloramos, nos reímos...

Y supone una lección de vida.

Totalmente. Es un canto de esperanza y de vida. Y la respuesta del público ha sido espectacular. Es una obra de teatro maravillosa y con una brillante dramaturgia de José Carlos Plaza y una magnífica música de Mariano Díaz.

Hoy inaugura el ciclo Un café con... en La Térmica. ¿Está preparada para responder las preguntas de sus admiradores?

Pues no lo sé... Se trata de una especie de entrevista que me hace mi hijo Manuel. Desconozco si también tendré que responder a preguntas. Aunque supongo que serán sobre cine. Porque lo que tengo ahora muy claro es que solo voy hablar de lo que voy a hacer. Nada más. Si hablamos de Olivia y Eugenio, hablamos de la obra y el teatro. Y si hablamos de cine, pues hablamos de cine. Y no de más cosas.

Pues hablemos de cine. ¿Tiene algún proyectos sobre la mesa?

No. De cine, la verdad es que me han ofrecido algunas cosas que no me han gustado. El papel que me ofrecían era de una película muy buena, pero no me gustó el personaje. Lo que no quiere decir que no esté dispuesta a hacer cine.

Tampoco le sobrará mucho tiempo entre la televisión y el teatro.

Me encanta hacer Cine de barrio. Cada vez me gusta más presentar ese programa. Creo que el cine español, a veces denostado, ha vuelto a tener el sitio que se merece. Hay muchas películas ahora que quieren parecerse al cine que hacíamos Landa, López Vázquez, Tony Leblanc y yo, que hicimos tantas películas juntos dirigidos por Mariano Ozores, Pedro Lazaga, Forqué, Sáenz de Heredia... Ese cine de los años sesenta ere absolutamente maravilloso.

Nuestro cine puede estar orgulloso de la respuesta de público que ha recibido este pasado año

Eso ha sido gracias, sobre todo, a películas como Ocho apellidos vascos y La isla mínima. El cine español ha vuelto a recuperar un sitio en la sociedad que había perdido. Ojalá los productores se animen ahora a producir. Porque todas estas películas están producidas de una manera artesanal por jóvenes productores que se dejan su patrimonio en hacer una película. Y eso, como bien dice Steven Spielberg, no se debe permitir. Nadie debería dejarse su vida, su casa y su familia en la producción de una película. Ojalá, y gracias a que este año ha sido más brillante en la taquilla, los productores produzcan más.

¿Y no cree que el desánimo de los productores está condicionado por las políticas culturales que se están desarrollando?

Pues eso. Yo no tengo el más mínimo interés de hablar de política. Tengo 75 años y creo que ahora le toca a otros mojarse, reivindicar y jugársela como yo me la jugué y muchos de nuestra profesión hicimos en otros momentos. Ahora a mí no me toca. Pero quiero decir que el resultado del cine español de este año es gracias a muchos autores, actores y directores que se han jugado su patrimonio para hacer películas. Y eso no se puede permitir. Hasta aquí llego.

El teatro no es que esté para echar las campanas al vuelo.

Es que con el 21% de IVA cómo le vas a pedir a un empresario que haga espectáculos más grandes... Pero eso no quiere decir que los que se hacen no sean buenos. Una cosa es la política y otra el teatro. Y el teatro que se hace en España es maravilloso.