Durante los diez primeros años del siglo XX se produjo el germen de la mayor parte de las vanguardias artísticas. Maestros como Klimt, Degas, Munch, Matisse estaban llevando a cabo sus aportaciones más innovadoras. Y es, en ese periodo, cuando el pintor malagueño Pablo Picasso se instala en París y se inicia en el cubismo.

Partiendo de las memorias que publicara la modelo y actriz, Fernande Olivier, que fue la primera pareja sentimental de importancia del pintor, la guionista Julie Birmant y el dibujante Clément Oubrerie han realizado ahora Pablo (Norma editorial), una saga de cuatro tomos que reproducen la vida del genio malagueño en esa época. Con un trazo de líneas claras en las que Oubrerie imita el estilo del propio Picasso en sus primeros dibujos, la obra apuesta por los pasajes más humorísticos y trascendentales de su biografía, por lo que se desmarca de esa imagen de mujeriego hedonistas que han plasmado algunas desafortunadas películas.

Como ya sucediera en Aya de Yopougon, Oubrerie se muestra como un autor detallista, con un amor por las líneas definidas, elegantes y sinuosas tan en boga en la última oleada de autores centroeuropeos.

Olivier Fernande, que es casi tan protagonista como el propio artista, conoce a Picasso en el Bateau-Lavoir en 1904. La relación duraría unos siete años más y se caracterizó por su tempestuosidad ya que ambos amantes eran celosos entre sí y rayaban en la violencia. Fue la propia Fernande la que inspiró unas cincuenta obras, entre las que se encontraban varias de las más famosas del periodo cubista con algunas esculturas como la Cabeza de una mujer e incluso una de Las señoritas de Aviñón estaba modelada en ella. Cuando Picasso logró el éxito, comenzó a perder el interés por Fernande quien era un recuerdo de épocas más difíciles.

Cada uno de los volúmenes de la colección lleva el nombre y lo protagoniza un personaje importante en la vida del artista. Así, el primero, Max Jacob, muestra el modo en que el escritor, poeta, dramaturgo y pintor francés, tras conocer al pintor malagueño, deja sus estudios para seguir a los cubistas que se instalaron en Montmartre como Apollinaire, Modigliani y Juan Gris. Este primer título arranca con la Exposición Universal de París y narra cómo un grupo de artistas españoles llegan a la ciudad de las luces para hacerse un hueco en el elitista mundo del arte francés. Son Isidro Nonell , Miguel Utrillo , Ramón Cases, Carles Casagemas y un desconocido Pablo Ruiz Picasso.

El segundo volumen, Apollinaire, se centra en 1905, cuando el artista conoce a Guillaume Apollinaire, un poeta pasional con quien descubre nuevas formas estéticas y artísticas que influirán en su idea de arte moderno. Apollinier será el autor del texto que serviría de manifiesto para el cubismo. Aquí también aparece Gertrude Stein , una coleccionista de arte americana con quien fraguará una profunda amistad, intelectual y personal, y que será clave para su futura fama.

El tercero, Matisse, comienza en 1906, cuando Picasso regresa a España con Fernande. En Barcelona, el pintor se reencuentra con antiguas amistades y revive recuerdos de infancia. Allí comienza un cambio en su pintura que estallará cuando de vuelta a Francia conozca al pintor Henri Matisse. Picasso emprende un viaje más allá del arte civilizado.

Finalmente, el último tomo, Picasso, se inicia dos años después de que Picasso declarara su guerra personal al arte luminoso del propio Matisse. El Salón de Otoño de ese año se había caracterizado por la oposición entre los matissistas y los picasistas, con un claro triunfo del español que, junto a Jacques Braque y André Derain, iban a dar el pistoletazo de salida al movimiento cubista con el comienzo de la revolución del arte moderno.