Cuando la calidad de las propuestas y la pasión del aficionado encuentran el mismo camino, la celebración de la cultura se convierte en toda una fiesta. Algo así ha ocurrido en la recién clausurada trigésima edición del Festival Internacional de Jazz de Málaga: el público malagueño ha respondido a la seriedad del cartel de figuras propuesto desde el Teatro Cervantes, cuyos responsables, encabezados por el propio director, Juan Antonio Vigar, estaban empeñados en devolverle a la cita el lugar que le corresponde. Misión que a la vista de las cifras y las buenas críticas han alcanzado de sobra. Y también en tiempo récord.

Una fiesta que, además, ha resultado ser la mejor de los últimos años, contabilizando una cifra récord de asistentes con más de 5.000 personas. Cada uno de los siete conciertos celebrados en el teatro municipal han tenido un alto nivel de ocupación, según aseguran desde el Cervantes. A esto hay que añadir el despliegue de recitales repartidos por toda la ciudad y enmarcados dentro del ciclo Málagajazz, que ha servido para acercar el género de la improvisación a los ciudadanos y como inmejorable reclamo para los nuevos aficionados.

Tal y como apuntan desde el Cervantes, un total de 5.044 personas han asistido a los conciertos de sala celebrados entre el 7 y el 13 de noviembre. Esta cifra supera en un 4,4% la de la anterior edición del festival, con la circunstancia de que en 2015 los 4.832 espectadores contabilizados asistieron a un total de doce actuaciones de sala. Esto es, este año los datos relativos han rubricado la calidad del cartel y han sobrepasado también su techo: se han ocupado un 77,4% de las localidades puestas a disposición del público. Los datos son aún más significativos si se comparan con ediciones anteriores: en 2014 se emitieron 2.985 entradas y en 2013 y 2012 fueron respectivamente 3.007 y 3.337, en todos los casos con más actuaciones que en la edición que acaba de finalizar.

El festival ha protagonizado tres llenos en el Cervantes: la reunión del pasado sábado del José Carra Quintet y la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga leyendo a Sinatra en Fancinemajazz, actuación programada al alimón con el Fancine de la UMA; y las visitas de Al Di Meola y Stanley Clarke.

Las dos estrellas estadounidenses del jazz fusión concitaron una gran expectación que se vio refrendada por vigorosas actuaciones. El guitarrista alternó junto a Alfonsi temas de distintas épocas de su discografía, con atención a su último álbum, Elysium, e invitó al guitarrista y compositor flamenco José Antonio Rodríguez a tocar al final de su sesión. Por su parte, el bajista de Filadelfia retrotrajo a muchos a los tiempos de la banda Return to Forever gracias a un abrumador despliegue de jazz trufado de rock y funk.

El cuarto concierto en número de espectadores, el de The Bad Plus, fue visto por más de 600 personas. El trío tiró de improvisación y riesgo al recrear desde temas propios hasta versiones muy singulares de Cyndi Lauper o Crowded House, entre otras muchas y diversas referencias al pop, el jazz o el indie-rock. También superaron holgadamente la media entrada las citas con Gonzalo Rubalcaba, un prodigio de versatilidad y sutil toque al piano en un homenaje a Charlie Haden que viraba de la tradición afrocubana al free-jazz en un mismo tema, y con el mítico saxofonista estadounidense Lee Konitz.

El colaborador de Miles Davis en el histórico Birth of the cool brindó el martes 8 una entrañable actuación en la que recibió el primer Premio ´Cifu´ del Festival de Jazz de Málaga. Konitz recibió este galardón de manos de la viuda de Juan Claudio Cifuentes, Isabel Zaro, en un acto presentado por la cantante neoyorkina afincada en Málaga Suzette Moncrief.