Andrés Koppel, director de La niebla y la doncella, ha dicho: «Aura tiene un rostro para el cine que es espectacular, tiene la magia de la fotogenia un paso más allá».

¡Pues muchas gracias! Virginia Chamorro me parece un personaje fascinante, una mujer dotada de una gran inteligencia e integridad y que se mueve en unas sutilezas que para mí como actriz eran muy complicadas, me apetecía mucho explorarlo. Por decirlo de alguna manera, es una mujer muy normal, pero muy excepcional a la vez. Y eso es algo muy difícil de hacer.

He leído que Antígona y Hemón son su ideal de pareja.

No tanto. Pero es una historia de amor que me dice cosas profundas. Antígona es un personaje que me fascina. Y la relación que tiene con Hemón es muy interesante dentro de los esquemas patriarcales en los que se nos ha enmarcado a las mujeres en el contexto de las relaciones de pareja en la historia de la literatura. Rompe mucho los moldes a los que se nos ha sometido. Aunque acaben suicidándose es una relación mucho más sana, más de tú a tú, que la absoluta mayoría de las relaciones de pareja que se han presentado en la literatura.

La mayor borrachera de su carrera como actriz es en Los ilusos (Jonás Trueba, 2013), su película más indie.

A nivel personal y profesional fue un proyecto que me enseñó y dio mucho. Había llegado a esta profesión con muchísima ilusión e inocencia y estaba en un momento en el que empezaba a darme de bruces con sus partes más oscuras y más problemáticas, cuando descubres que el día a día no es tan bonito. Estaba en un momento de mucha crisis, vital y existencial, en torno a mi profesión. La forma que tiene de rodar Jonás Trueba y el equipo del que se rodea, cómo se gestionó toda esa película, el amor y el respeto absoluto dejando de lado lo convencional para meternos en las necesidades reales, lo que de verdad queríamos hacer, para mí fue como un boca a boca, un soplo de aire que me llenó los pulmones y me devolvió el amor al cine.

¿Qué tiene la novela Lolita, de Vladimir Nabokov, para ser uno de sus libros de cabecera?

La prosa tan poética que utiliza, los juegos de palabras, la sonoridad de su lenguaje. Me llegó y me movió mucho cuando lo leí, hace ya años.

Empezó su carrera hace nueve años trabajando en series de televisión. ¿Quien fue el ángel visionario que apostó por primera vez por Aura Garrido?

Mi representante, Alexandra Leight, que confió en mí cuando apenas acababa de empezar mis estudios en la escuela superior de arte dramático. Seguimos trabajando juntas. La primera oportunidad laboral me la dio la directora de casting Rosa Estévez para la serie de televisión Física o química. En cine, fue la directora de casting Sara Bilbatua la que me escogió para la película Planes para mañana ( Juana Macías, 2010).

¿Se prepara como actriz para dar el salto internacional?

Es muy positivo para todos que se diluyan las fronteras. La confluencia de gente con gustos y sistemas de pensamiento diferentes es muy enriquecedor y es lo que acaba que el arte continúe desarrollándose. Con lo difícil que está en este país sacar proyectos por la situación de la industria, cualquier colaboración externa nos expande las posibilidades. Yo me preparo en idiomas lo mejor que puedo, pero estoy muy feliz con el trabajo que me está saliendo en España. Tengo una inmensa suerte con lo que tengo aquí, eso es algo que no se me olvida nunca, porque a mi alrededor tengo a mucha gente muy cercana que es mucho mejor que yo y no ha tenido aún esa fortuna.

¿Cuál es el cine que más disfruta?

Disfruto de muchos tipos, soy una gran amante de la ciencia ficción, soy una friki absoluta de productos como Star Wars y la serie de televisión Juego de Tronos. Luego, lo que me fascina, lo que más me hace amar esta industria y esta profesión, es el cine más poético, más pequeño, más independiente, que arriesga, que rompe moldes. El que se atreve a mirar y grabar de otra manera.

¿Qué papel de una película del cine clásico le hubiera gustado hacer?

He crecido imaginándome en todas las películas que he visto a lo largo de mi vida. Cada vez que iba a ver una película me imaginaba mi propio Spin-off, me montaba mi propia secuela. Entre los directores clásicos, las películas con las que he crecido desde pequeña y que modelaron mucho mi forma de ver el cine y el mundo son las de los Hermanos Marx y Billy Wilder. Y Buñuel, por supuesto.

¿Qué es lo más raro que ha tenido que hacer para preparar un personaje?

El personaje más diferente que he hecho y el que más reto me ha supuesto, físico y de todos los tipos, ha sido el de La piel fría. Es un personaje que no habla, no es ni siquiera humano, es un bicho. Teníamos entre cuatro y ocho horas de maquillaje todos los días antes de rodar. No hay un solo centímetro de mi piel que sea mío, todo mi cuerpo está cubierto por elementos de maquillaje. Era un trabajo muy físico. Todo lo debía expresar debajo de una máscara. Debía encontrar un movimiento que fuese el propio de un animal que a la vez se entendiese en términos humanos.

¿Si Aura Garrido tuviera las capacidades de Amelia Folch , a qué capítulos de la historia de España acudiría para cambiarlos?

La cuestión que yo misma me he planteado es qué pasaría si a mí me dicen que tengo que hacer lo que hacen ellos, que tengo que viajar a la historia para evitar que la historia cambie, sin poder cambiarla yo, aunque sepa que pueda hacerlo. Personalmente, creo que no sería capaz y que no tendría la capacidad de Amelia Folch de respetar la historia. Por eso, siento que el personaje de Lola Mendieta tiene más que ver conmigo, y siempre me atrajo desde los primeros guiones. ¡Cambiaría tantas cosas!