A sus 89 años Milton Glaser [Nueva York, 1929] exhibe, entre otras excelencias, la consideración y el título de uno de los grandes diseñadores gráficos de la segunda mitad del siglo XX. Aunque su nombre sea un desconocido para una gran parte del público, su icónico diseño «I love NY» se cuenta entre las imágenes más populares cuando se trata de grafismo. Su obra ha vestido de largo el diseño gráfico y la ilustración siendo exhibida en los grandes centros de arte contemporáneo como el Centro Pompidou o el Museo de Arte de Moderno de Nueva York. Para muchos, Glaser ha elevado el diseño gráfico a una forma propia de arte, una distinción que él siempre ha rechazado. «El diseño es una actividad, con unas funciones y el arte es otra cosa, por lo tanto tienen diferentes objetivos», ha declarado en más de una ocasión a propósito de sus diferencias.

Como señala el también diseñador e historiador Enric Satué «asomarse a la producción de Milton Glaser puede producir vértigo». Anuncios, carteles, cubiertas de libro, portadas de discos, marcas y logotipos, alfabetos, diseños e ilustraciones, etc. señalan la trayectoria profesional del creador gráfico. «Aunque parezca un contrasentido- dice Satué- el resultado es, no obstante, absolutamente coherente». Formado en el ambiente cultural y creativo de la Nueva York de postguerra, Glaser, como otros diseñadores y creadores, reúne esa mezcla urbana, en su caso, un linaje judío-húngaro, que como el mismo diseñador confesará, le alimentó, y acabaría enriqueciéndole, de diferentes culturas. Ahora, una parte de esa obra, sus carteles, ha sido reunida en un colorista volumen bajo el título de Milton Glaser Posters (Abrams Books) que recorre desde la década de los sesenta hasta la actualidad, su producción cartelística. Entre otros se pueden ver su famoso poster dedicado al cantante Bob Dylan, hoy convertido en una de las piezas más emblemáticas de la década de los sesenta. Bajo formas estéticas Art Nouveau, el estilo que infunde muchas de las obras de los creadores gráficos de los años sesenta, Glaser reúne en su cartel esa mezcla de complejidad y al mismo tiempo de sencillez a partir de una silueta negra con el rostro del artista pero de un gran poder expresivo. Como la propia personalidad del cantante. El poster incluido en uno de los discos del cantante alcanzará la cifra de más de seis millones ejemplares.

En ese grupo de diseños emblemáticos o legendarios no podía faltar su «declaración de amor» a la ciudad de Nueva York, su ciudad natal, con la creación del famoso logotipo-ideograma y que ostenta, entre otros títulos, el de ser uno de los diseños más copiados de la historia del siglo XX. Una de las claves del reconocimiento universal de la obra de Milton Glaser, de lo comprensible que resultan sus grafismos para cualquier persona a juicio de Enric Satué «radica en la categoría psicológica que prescribe el control de lo local como mecanismo previo o simultáneo de lo universal». A diferencia de otros diseñadores norteamericanos, Glaser ha sabido también conquistar el mercado europeo, trabajando para algunas de las grandes marcas como Olivetti o Vespa. Con motivo de los cincuenta años de la popular scooter italiana realiza el cartel de aniversario en 1996 donde vuelve a poner de relieve esa combinación que se ha convertido en su ADN gráfico, fundiendo esa sabia mezcla de sencillez y complejidad.

Hoy en día, en su estudio de Nueva York, Milton Glaser sigue recibiendo noticias de todo el mundo que le hacen llegar copias o burdas falsificaciones de su famoso «I love NY». «Algunos de ellos ya tienen vida propia», ha comentado a propósito de su herencia gráfica. «Un buen cartel -señala- necesita comunicarse de una manera efectiva, ser persuasivo y atraer inmediatamente la atención». Y sigue persistiendo en la distinción entre diseño gráfico y arte: «El diseño gráfico es ahora básicamente un complemento del capitalismo; el arte, por el contrario, es un medio de examinar la realidad con los ojos abiertos».