Si se resumiera la creación musical del siglo pasado en breve, el titular podría ser: libertad frente a la forma. Y aunque el repertorio del veinte amplía las fronteras entre escuelas son también los vasos comunicantes, los diálogos entre compositores€ Los que afinan la concreción de la música del siglo pasado. Ejemplo de esta apreciación fue el tercer programa de la Filarmónica con su director titular, Manuel Hernández Silva, en el podio de este jueves. Concierto con raíces, de vertientes, articulado entre la ida y vuelta hispanoamericana pero también con la mirada a una de las escuelas imprescindibles en la actualidad en el gran repertorio representada por Copland y Bernstein. Músicos que incorporaron sin prejuicios el latido popular americano.

Hernández Silva abriría el programa con el poema sinfónico Melodía en el llano de Antonio Estévez. Autor escasamente programado entre las orquestas españolas, más aún cuando se anteponen las reticencias hacia el siglo pasado aún más hostil cuando se trata de compositores hispanoamericanos. El poema de Estévez abandona el recurso descriptivo para ahondar en planos construidos a sobre pinceladas sonoras de lo que aparenta ser una traspolación a la partitura del paisaje de Guárico sobre un motivo conductor omnipresente que da unidad a la obra.

Estrenado por la Orquesta de Córdoba hace una década, el Concierto para flauta de Moreno Buendía se mueve entre los márgenes de la tonalidad en los cuatro movimientos que lo estructuran donde destaca el afecto del músico a la forma y el original tratamiento de los materiales temáticos de fuerte inclinación melódica y visos líricos. Originalmente pensado para los treinta minutos de desarrollo, Hernández Silva y el prodigio de la flauta de Jorge Francés (profesor de la OFM) introdujeron mayor fuelle a los tempis originales señalados por Moreno Buendía avivando la interpretación hasta el allegro con fuoco conclusivo, que puso a prueba la agilidad orquestal y los quilates del atril del maestro Francés pasando por el bellísimo vals que ocupa el tercer movimiento que hace las veces de scherzo.

Copland y Bernstein protagonizaron la segunda parte del concierto aportando desde sus propios discursos la visión de la América hispana caracterizada por el peso del ritmo, la percusión y la riqueza popular. En este sentido Salón México recoge estas ideas presentadas como sucesión de impresiones que como en la obra de Estévez también recurre a un motivo conductor. Las Danzas sinfónicas sobre West Side Story servirán como homenaje de la OFM al centenario del nacimiento de L. Bernstein en la que destacarían la nutrida sección de percusión y las sólidas secciones de maderas y metales. Hubiera sido interesante aprovechar la efeméride para ahondar en alguna de las sinfonías del compositor norteamericano.