Andrés Mérida conquista Nueva York por tercera vez. El artista malagueño expone en Novo Locale, en el Bowery de la Gran Manzana, una novísima muestra de su trabajo, 'The Nomadic Artist' ('El artista nómada'); novísima porque está integrada por 20 cuadros y dibujos realizados en su estudio de Brooklyn en los últimos dos meses.

"En la pintura de Andrés hay poesía, profundo lirismo y arte, que todo es lo mismo y diferente. Existe humor, ironía, técnica depurada y una mirada especial a los referentes". Son palabras del fallecido Antonio Garrido, una de las mejores definiciones de la obra de Mérida. El mundo pintado de Mérida está explícitamente poblado por los personajes, los sonidos y los olores que definen el Sur de España. Pueblos costeros encalados de bordes irregulares, bailaoras de manos expresivas, y cantantes de flamenco desgarbados que cantan con un quejido de voz en una cálida tarde mediterránea con aroma a jazmín.

Las obras de 'The Nomadic Artist' son un claro guiño a su tierra de origen, que se combinan con los matices del paisaje urbano y único y las historias que ha vivido aquí en Nueva York: un hombre con sombrero bebe un vaso de vino tinto con el telón de fondo de una interpretación caprichosa del horizonte de la ciudad; una ventana muestra a un grupo de bailarines de flamenco con vistas al puente de Williamsburg iluminado por la luna; y los nombres de algunos amigos de Nueva York están inscritos en la cara de un botijo, un recipiente tradicional español de arcilla donde se bebe agua.

Mérida, pintor gaditano y malagueño de adopción, nació el 17 de diciembre de 1964. Desde temprana edad tenía inquietud por el dibujo, pero no fue hasta los primeros años de la pubertad cuando empezó a sentir la verdadera pasión por el arte.

En el año 1971, con seis años, su familia se trasladó a Málaga donde comenzó su etapa de formación primaria en el colegio Cerrado de Calderón. Cabe destacar de los primeros años la importante labor que su maestro Dámaso Ruano realizó con él, ya que "con su didáctica le provocó un acentuado interés por el dibujo y el color".

También su profesora de Historia del Arte María Luisa Cruz le despertó aún más la inquietud artística, "tanto es así, que es pieza fundamental para que al final de esta etapa el artista decida su futuro iniciando su formación académica en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla".

En los dibujos que realizó al final de su etapa primaria había una clara tendencia hacia el surrealismo y al expresionismo. Estos dibujos son una premonición de lo que más tarde dejó entrever en sus obras actuales. De 1983 a 1988 experimentó y absorbió los conocimientos necesarios, logrando licenciarse con éxito.

En el verano de 1988, el artista volvió a Málaga definitivamente y comenzó una nueva etapa en la que combinó la pintura con el trabajo en la empresa de su padre. Mérida no dejó de exponer y mostró sus obras en exposiciones colectivas, hasta llegar su primera muestra individual que realizó en Málaga en la galería Pórticus en 1994.

En los años 90, David y Kary Laliberte adquieren algunas obras en un restaurante de Benalmádena y Mérida comienza a exponer en Asia, Estados Unidos y República Checa. A partir de 2007, el artista comienza su andadura por Centroamérica, y en octubre de 2009 inaugura en el Instituto Cultural Cabañas, monumento ubicado en la ciudad de Guadalajara y considerado Patrimonio de la Humanidad.

En 2003 conoce a Lisa Santulli, que fue su mánager en Estados Unidos y con la que trabajó en varios proyectos en Nueva York. A partir de 2007, el artista comenzó su andadura por Centroamérica llegando a México D.F., donde realizó proyectos que le abrieron las puertas para hacer una de las muestras más importantes de su carrera.