La actriz malagueña Noemí Ruiz acude este fin de semana (viernes y sábado a las 20.00 horas) al Teatro Echegaray, dentro del programa del Festival de Teatro, con la obra Mandíbula afilada, una comedia romántica dirigida por Mario Hernández y en la que comparte protagonismo con Jon Plazaola, actor con el que coincidió en la popular serie Allí abajo.

Ruiz, que desde hace años reside en Madrid, atiende a La Opinión en mitad de un ensayo de La plaga, el nuevo montaje de la compañía Caramala que se estrenará el 4 y el 5 de febrero, también dentro de la cita escénica malagueña.

Según detalla, Mandíbula afilada, texto de Carles Alberola, es una «historia de treintañeros de la generación de los ochenta». «Es una especie de remember de esas primeras historias de amor con las que todo el mundo se puede sentir identificado». Juan (Plazaola) y Laura (Ruiz) se conocieron en el instituto y ahora, en una crisis de los 30 eterna, vuelven a encontrarse. Durante una noche se suceden recuerdos y sueños, especialmente aquellos que no se cumplieron. El relato de este romance entre dos personas completamente opuestas hace que el espectador pase de la carcajada a la reflexión respecto muchos temas, entre los que destaca la resistencia a madurar, el conocido Síndrome de Peter Pan.

«Es algo en lo que podemos identificarnos los de nuestra generación, la de los años ochenta. Creo que está en sintonía con la época que nos tocó vivir y con esa idea de que todo tiempo pasado fue mejor. La década de los ochenta nos genera tanta nostalgia porque fue una época mágica y repleta de referencias cinematográficas y musicales, como Los Goonies, Cazafantasmas o Dirty Dancing. Por eso ese Síndrome de Peter Pan nos marcó a nosotros especialmente», detalla la malagueña.

Para Ruiz, los cambios sociales están detrás de ese sentimiento de quedarse anclados en la infancia o la adolescencia que padecen numerosas personas y que tiene su origen, precisamente, en la década de los ochenta. «Todo está cambiando muy rápidamente y creo que nuestra generación [tiene 33 años] es la primera que lo está sufriendo: nos vamos de casa mucho más tarde, somos padres más tarde..., y comenzamos más tarde a tener una relación madura con todo más tarde. Y eso hace que nos sintamos mucho más jóvenes. En otra época, una mujer con 33 años ya había pasado por más etapas. Por ejemplo, mi madre me tuvo con 35 y soy la cuarta de la familia, mientras que yo ni me planteo todavía ser madre», reconoce.

La intérprete, que confiesa que no participará en la quinta temporada de Allí abajo, actualmente en pleno rodaje, asegura sentirse muy emocionada de regresar al Echegaray, teatro en el que ofreció una divertida actuación el día de su inauguración, en octubre de 2009, junto a sus compañeras de Caramala, Virginia Muñoz y Carmen Baquero. «La sensación de volver a casa es muy emocionante», asegura. Caramala regresará en febrero al segundo escenario municipal con La plaga, obra que centra su argumento en «la educación» y en la que, «sin renunciar al humor», el lenguaje de la compañía se vuelve un «poco más ácido».