Cuando una película es tan mala, casposa y cutre que no merece ni ser categorizada como cine de serie B, se la mete en el saco informe y repugnante de la serie Z, aquella que reconoce a las peores películas de la historia. Pero dentro de esa categoría también están las «mejores peores películas», aquellas que llegan a tal nivel de absurdo que se convierten en magníficas comedias involuntarias. A ellas está dedicada la CutreCon, festival madrileño que este año cumple su sexta edición con cinco días (23-27 enero) de proyecciones, charlas y exposiciones alrededor del cine cutre. Dentro de este estilo cinematográfico sin vergüenza e irreverente existe un nombre propio malagueño. Se trata del productor y director Pedro Temboury. Su obra no deja indiferente a nadie. Su concepción del cine como espectáculo, su sentido del humor y su espíritu adolescente y lúdico le permiten realizar una revisión de los géneros alejada de toda norma, convirtiéndole en uno de los realizadores más alienígenas de Europa. Y quien recibirá este año el gran premio de la CutreCon, el Jess Franco.

Este técnico de sonido formado en Madrid comenzó en la industria produciendo cortometrajes. «El primer contacto que yo tuve con el mundo del cine fue como microfonista. En el año 93 me fui a Málaga y comencé hacer cortos en Súper 8 con mis amigos; cortometrajes que hice con dos duros pero que gracias a ellos le pude presentar a una productora mi primer corto en 16 milímetros, Psycho-lettes. Este trabajo lo compró Canal + y se vio en Metrópolis, de la 2; ya me puse en vereda y mi trabajo se dio a conocer», recuerda Temboury.

Su primer largometraje llegó en 2001: Kárate a muerte en Torremolinos. Una apuesta descarada que se llevó a cabo en 12 días y con un presupuesto de 6.000 euros. «Más que una película fue un experimento; no teníamos presupuesto y fue rodada en el año 2000 y mira, todavía se habla de ella... Fue una película muy atrevida, se hizo con dos duros y los actores eran amigos míos. La peli refleja que no hace falta tener dinero para hacer cine; lo único que hace falta es tener ganas y muy poca vergüenza. Más cutre imposible, pero gustó y hoy 18 años después aún se sigue hablando de ella».

Y es que Kárate a muerte en Torremolinos se ha convertido en un largometraje de culto para los amantes de este tipo de cine, y uno de los grandes argumentos para que el malagueño reciba el Jess Franco de la CutreCon, un galardón que lleva el nombre de uno de los referentes y maestros de Temboury: «Él es uno de los motivos por los que me dedico al cine. Cuando lo conocí le ofrecí mis servicios para trabajar con él y cual fue mi sorpresa que a los dos meses me llamó para trabajar con él en una película que hizo en Málaga y en la que yo le llevé la producción. En cierta manera ayudándole a Jesús con sus películas le perdí el miedo a hacer un largometraje con 6.000 euros en 12 días. Franco me enseñó esos trucos que debes saber para poder hacer una película con poco dinero y no perder la vida en ello», señala Pedro, quien asevera que el estilo de Franco está muy presente en todas sus obras: «Jesús tiene un estilo casi inimitable porque era una persona muy única y con un estilo muy marcado; en mis producciones está el lema suyo de que la locura debe ser el punto fuerte de las películas. Además de él aprendí a salir de la mediocridad y de todo lo que la gente hace; en definitiva, a ser un aventurero».

Temboury recogerá su premio Jess Franco el próximo 25 de enero en el Auditorio del Centro Cultural Casa del Reloj de Madrid, donde además se proyectará la cinta galardona. «Estoy muy agradecido y contento con este premio, lo guardaré con mucho cariño. Jesús Franco no sólo fue mi maestro sino también un gran amigo del cual aprendí un montón, estoy muy contento de que la película siga viva y de que todo el trabajo que supuso hacerla realidad se haya visto recompensado».

Su producción dentro de la industria no se quedó ahí. Tras su primer largometraje llegó Ellos robaron la picha de Hitler,otra comedía gamberra y con ese estilo que caracteriza al cineasta malagueño. Según dice Pedro, la crisis le empujó a abandonar el cine para dedicarse a los documentales deportivos: « Actualmente me dedico a los documentales centrados en deportes como el skate y el surf. Es una labor también muy gratificante». A pesar de esto Temboury no descarta volver al cine de serie Z y afirma tener un proyecto interesante entre manos. «Quiero volver a hacer una película y tengo algo ya en mente que espero poder materializar, eso sí esta vez quiero por lo menos poder pagar a la gente». Una película que seguro satisfará a los bastantes fans del universo diferente, gamberro y festivo del director malagueño.