Desde que se marchara, hace ya un año y pocos meses, la figura de Chiquito de la Calzada no ha dejado de ser motivo de homenajes y recuerdos. Don Gregorio era una persona querida y admirada por todos. Incluso por aquellos que nunca se cruzaron con él en su barrio de la Trinidad o en el pasaje de Chinitas. La grandeza del humorista malagueño residía, precisamente, en su sencillez y buena disposición. El humor de Chiquito y su particular vocabulario no eran una creación estudiada para hacer reír al respetable: Chiquito era gracioso por naturaleza y sus surrealistas expresiones eran, como él mismo confesaba cada vez que le preguntaban, algo que le «salía en el momento».

«Lo que me enamora de Chiquito es que él mismo era arte, no una creación», confiesa el ilustrador Sergio Mora, que esta tarde acude a Málaga -bar Drunk-O-Rama, 20.30 horas- para presentar el volumen Las legendarias aventuras de Chiquito (Temas de Hoy), una biografía ilustrada en la que ofrece un recorrido por las vivencias del cómico y en la que se mezclan hechos reales de la vida de Chiquito con otras situaciones y personajes ficticios. El resultado es «un homenaje basado en su vida pero muy sazonado de fantasía e imaginación», explica Mora, que advierte de que no es «ningún experto en Chiquito» y aunque dice haberse «aventurado» a dar su visión sobre él «sin haberlo conocido», recalca que su objetivo ha sido ofrecer «una mirada de fan, de admirador», y no de biógrafo sesudo.

«El que sea un experto en Chiquito se va a entretener mucho en ver todo lo que falta», apunta el dibujante, que ha tratado aquí de «poner en común» el surrealismo de su propio universo con el de Chiquito. De esta forma, el lector encontrará a Don Gregorio en el templo de la movida madrileña, el Rock-Ola, bailando el moonwalk, pasos que después le coparía Michael Jackson, o empuñando el mítico sable láser de La guerra de las galaxias junto a R2-D2. Realidad y ficción se van alternando en este divertido relato cuya realización también ha sorprendido al propio autor, que ha descubierto muchas curiosidades de la vida del malagueño: «Por ejemplo, sabía que Chiquito había estado en Japón, pero no que había cantado con Camarón, algo que me sorprendió mucho».

Sergio Mora, ganador del Grammy Latino al mejor diseño 2016 por la portada del álbum El poeta Halley, de Love of Lesbian, destaca que el humor de Chiquito «era blanco», pero que igualmente trataba temas «polémicos o políticamente incorrectos». Lo que hacía que no saltaran las alarmas entre los indignados era, según el ilustrador, la cristalina personalidad del humorista. «Chiquito podía decir lo que quisiera porque no tenía maldad. Si eres gordo y él cuenta un chiste sobre los gordos, eres el primero en reírte. Tenía una forma de contar las cosas que derrumbaba a cualquiera. Denotaba calidez, nunca mala intención».

Mora se vale de Arito Katana, palmero y amigo íntimo de Chiquito, como narrador de las historias que se cuentan en Las legendarias aventuras de Chiquito, que van desde la infancia llena de penurias del malagueño hasta su paso por Tokio y su meteórico ascenso a los cielos de la popularidad tras sus apariciones en el programa Genio y figura.

La popularidad de don Gregorio fue tal que, además de ser objeto de cientos de imitadores, su rostro llegó a aparecer en infinidad de artículos, algo que Mora destaca muy por encima de otros reconocimientos. «A veces damos mucha importancia a los grandes premios, como el Nobel y esas cosas, pero a ver quién puede presumir de que pongan su cara en una bolsa de patatas fritas. Porque no sé si existe otra persona en el planeta que lo haya conseguido».

Chiquito y sus expresiones nos cambiaron la vida a todos físicamente, moralmente y diplomáticamente. Y este homenaje en forma de cómic resulta una atractiva forma de conocer la vida del «pecador de la pradera» desde una original perspectiva. De haberlo podido ver en vida, Sergio Mora se hubiera llevado un jarl de alegría de parte de Chiquito. Seguro.