"Mi siguiente tuit es tan sobrecogedor que me está temblando el pulso al escribirlo. Lo sois todo para mí, que lo sepáis", tecleó Javier Castillo. No era para menos: el escritor malagueño se disponía a anunciar que ya ha despachado 900.000 ejemplares de sus cuatro novelas hasta el momento, incluyendo la reimpresión de la sexta edición de la última, 'La chica de nieve'. "Todo es gracias a vosotros y a vuestras ganas de cambiarlo todo. Gracias, familia, con toda mi alma. Mi corazón descansa en vuestras manos", aseguró el exasesor financiero, al borde del millón de libros vendidos, toda una hazaña.

Recordemos que a principios de marzo el autor se vio obligado a suspender el estreno de su nuevo libro en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid por la expansión del coronavirus. El autor de bestsellers entonces su fe absoluta en sus lectores: sabía que incluso en plena pandemia le respaldarían y se sumarían a su nueva aventura. Y así lo han hecho. Ni la Covid-19 ha logrado frenar el ascenso del escritor español de moda, que se lanzó al ruedo literario autopublicándose su primera novela, 'El día que se perdió la cordura' (2014), a través de internet.

La suya es una literatura abiertamente comercial, que busca enganchar al espectador con intrigas repletas de giros y romance apasionado. La fórmula de este exasesor financiero que preparó su primer libro durante sus trayectos laborales del Cercanías Fuengirola-Málaga sigue siendo ganadora. A sus treinta y pocos, el malagueño puede presumir de presentar una novela a lo grande, como se suelen hacer los estrenos cinematográficos, en los Cines Capitol de Madrid; o de firmar durante más de 10 horas en la Feria de Sant Jordi. Porque él es un escritor con fans, a los que cuida y mima especialmente, compartiendo detalles de su vida personal (su mujer y sus hijos copan muchos de sus posts en Instagram) a través de sus cuentas en diferentes redes sociales. Sabe que sus historias, sí, pero también ellos, los que se apasionan leyéndolas, son la razón de su éxito.

Por eso, hay un miedo a no defraudar que intenta mantener a raya. «Trato de convertir el miedo en ilusión. Como sé que hay muchísima gente esperando un libro mío, me digo que tengo que escribir con más ganas aún. Es más difícil escribir pensando que no hay nadie que te vaya a leer», asegura el malagueño.