Es un año fatídico para la cultura, en especial para la flamenca. Los recitales, concursos, y entre otras actividades se han silenciado, llevándose la alegría de los escenarios. «Nuestras peñas están cerradas y nosotros estamos atados y asustados», expresa el presidente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Málaga, Diego Pérez.

La industria del flamenco en Málaga pide socorro. Este miércoles artistas, presidentes y aficionados se han reunido en la Peña Juan Breva, una de las grandes instituciones de este sector en Andalucía, para exponer los efectos de la crisis del coronavirus.

«El Covid-19 ha arrasado con las personas físicas, pero también con las personas jurídicas. El tejido asociativo de la cultura se está destruyendo, en este caso, el de la cultura flamenca, que da identidad a Andalucía. Las peñas están en peligro», denuncia el nuevo presidente de la Peña Juan Breva, Pablo Franco, quien resaltó la necesidad acuciante de atención y ayuda para el flamenco de base.

Pérez recuerda que las peñas se tratan de asociaciones sin ánimo de lucro, por lo que, como cabeza visible del mundo flamenco en Málaga, invita al Gobierno a estudiar la situación «y que se les ayude como a otros sectores». «Nosotros tenemos el problema, pero no el remedio», recalca.

Las peñas se sienten «olvidadas». Desde marzo no reciben ningún tipo de ayuda y están sobreviviendo gracias a las cuotas de los socios. Su actividad se ha paralizado, pero los gastos siguen acumulándose. Por ello, los aficionados están preocupados. «Peligra y mucho nuestro sustento económico. Nos hemos quedado con las piernas rotas, y se debería buscar una forma para atajar el problema», asegura el cantaor Luis Perdiguero.

En este sentido, el director de la revista 'Pellizco Flamenco', Francisco Reina, apunta: «Hay peñas que están colaborando con los ayuntamientos y ejemplifican hacia dónde tenemos que ir. Son espejos en los que debemos mirarnos. La cultura es segura y si existe una colaboración se pueden hacer las cosas bien».

En representación del mundo flamenco, el presidente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Málaga solicita a las administraciones pertinentes una serie de medidas para rescatar al sector como la concesión de recursos económicos para hacer frente a los gastos y para la realización de actos. Asimismo, incide en la necesidad de locales más amplios para reanudar las actividades, ya que las peñas cuentan con espacios limitados.

«En Alhaurín de la Torre se han desarrollado actos en el patio de un colegio, también se han hecho cosas en el Parque de la Paloma en Benalmádena. Si nos concediesen lugares así, se abriría el flamenco a todo el mundo, no solo a los socios, y las actividades se podrían engrandecer», subraya.

Las peñas flamencas son un motor cultural y económico, pero la pandemia supone un duro golpe para el sector. Un batacazo que puede conllevar el cierre de muchos de estos locales. «Si no hay remedio, incluso las peñas grandes pueden caer, y si las peñas cierran también se pierde el flamenco», advierte el cantaor y presidente de la peña La Malagueña, Francisco Santiago, más conocido como 'Chato de Málaga'.

«Queremos que las peñas continúen y que los artistas puedan vivir», asevera Diego Pérez.