Para un autor español de cómics una nominación a un premio en Francia es algo parecido a tocar las puertas del Olimpo. El país europeo que más en serio defiende la cultura del tebeo como expresión artística fundamental es, indudablemente, la meca comiquera del Viejo Continente, y saben bien de lo que hablan cuando hablan de viñetas y bocadillos. El malagueño José Pablo García ha sido incluido entre los ocho finalistas de los Premios Wolinski, que coincide el prestigioso semanario galo Le Point, por su adaptación al arte secuencial de la novela de Javier Cercas Soldados de Salamina. Finalmente, han ganado Hubert y Zanzim por su álbum Peau d'Homme, pero ahí queda la hazaña para García.

«Estar entre los ocho aspirantes al premio es un buen espaldarazo al recorrido comercial del tebeo, que lleva poco más de un mes en las librerías francesas. Ha sido una sensación muy rara ver mi nombre junto al de autores consagrados como François Boucq, Baru o Gipi. Me paso el día liado con mis cretineces y una caricia en el lomo como esta, con ese baño de irrealidad, se agradece mucho, claro»,nos dice el malagueño, quien ya fue señalado por Le Point en otra ocasión: En mayo de hace dos años, el novelista Patrick Besson dedicó una página a hablar de mi cómic sobre Palestina Vivre en terre occupée (Vidas ocupadas), que acababa de publicarse».

Después de hacerse un hueco en el panorama comiquero nacional con su singular novela gráfica sobre Joselito, José Pablo García despuntó a lo grande con sendas adaptaciones de ensayos del hispanista británico Paul Preston, La Guerra Civil Española (2016) y La muerte de Guernica (2017), ambas lanzadas en Debate. En 2019 llevó al arte de las viñetas y los bocadillos otro texto sobre nuestra gran contienda del siglo XX, en este caso una novela, y muy popular, Soldados de Salamina, de Javier Cercas, para el sello Reservoir Books.

El realizador y guionista David Trueba ya releyó el volumen de Cercas para el cine en 2002, y ahora la figura de Rafael Sánchez Mazas, el ideólogo de la Falange Española, y su huida para evitar un fusilamiento anunciado, regresa al papel pero buscando otro tipo de lectores, más jóvenes, menos, digamos, literarios, pero también interesados en grandes historias sobre la gran Historia. Que los hay, y parece que bastantes: recordemos que La Guerra Civil Española, de García, gozó de seis ediciones en poco más de 6 meses y alcanzó una cifra de ventas cercana a los 15.000 ejemplares (números encomiables para el exiguo mercado comiquero nacional; ahora lleva 12 ediciones).

«Es una novela muy atractiva a la hora de adaptarla, porque combina muy hábilmente ficción, documental, ensayo, biografía y periodismo. También lo es por sus saltos en el tiempo, por cómo el presente y el pasado se entrelazan. Para facilitar la lectura, era importante que cada época tuviese un tratamiento gráfico distinto y que el color funcionase narrativamente», comentó el dibujante malagueño en una entrevista con este periódico a propósito del lanzamiento de Soldados de Salamina.

El gran reto fue, para García, «caracterizar a los personajes, reales o ficticios, procurar que se pareciesen de una página a otra, y documentarme para las localizaciones, que en su mayor parte son reales». Otro desafío, por supuesto, fue contentar al propio Cercas, firmante del material original: «Creo que ha quedado muy contento con el resultado, por lo que me ha llegado. Más que su reacción ante el cómic en sí, me preocupaba que no quedase conforme con el retrato que hacía de él a lo largo de cien páginas, las dos terceras partes del libro. Aparece demasiado, y tenía miedo de el personaje resultase muy cansino».

El dibujante malagueño lanzó hace unos meses El 2 de mayo (Reino de Cordelia), su apropiación de uno de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós (El 19 de marzo y el 2 de mayo), un encargo del Ayuntamiento de Madrid para el programa de conmemoración del centenario de la muerte de Galdós.