Música

Canela Party: 2022 será el año del pitotazo

Los organizadores del Canela Party, el festival más singular de todos, desvelan el cartel de la edición del año que viene, con la que esperan que nos despidamos del maldito coronavirus a golpe de disfraz, confeti, guitarras, sintetizadores e himnos a gritar con la garganta caliente

Una imagen de archivo de una edición del Canela Party

Una imagen de archivo de una edición del Canela Party / Javier Rosa

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Festivales de música hay muchos pero fiestas de música no tantas. Pues ahí tienen al Canela Party, la cita que desde hace más de una década nos recuerda (y con la maldita pandemia resulta urgente y necesario hacerlo) que las canciones son una experiencia comunal, divertida y catártica. Si encima los organizadores te invitan a disfrazarte de lo que te dé la gana, pues mejor que mejor. Porque para hacer el canela hay que disfrazarse. Acaban de anunciar el cartel casi completo de la próxima edición del autodenominado "pitote del verano", la del 2022, y sí, hay tiempo todavía, pero yo de ustedes me iría preparando el outfit más imposible que puedan imaginarse, porque la lista de bandas que se pasarán por la plaza de toros de Torremolinos el 24 de agosto del año próximo es para babear, con nombres como Battles, Ty Segall, Preoccupations, Deerhof y Carolina Durante, entre muchos otros.  

Qué decir de Deerhof, unos clásicos ya de la escena indie norteamericana más inquieta y vanguardista. Discos como 'Milk Man' (2004) o 'Reveille' (2002) son joyas que no pierden su brillo. Música aparentemente caótica pero matemáticamente imaginada, en busca de una nueva psicodelia más intelectual que psicotrópica, pequeños grandes laberintos de los que no apetece escapar. 

Carolina Durante son una de las grandes revelaciones de la última hornada indie patria. Empezaron a sonar con 'Cayetano', una canción con influencias de Los Nikis que describe a una tribu urbana que lleva zapatillas Pompeii y vota a Ciudadanos, y han seguido retratando su momento, su época con canciones con más miga de lo que parece. ¿Una mezcla entre Television Personalities y La Polla Records?

Los amantes del garage y el psych conocen de sobra a Ty Segall, uno de los más estajanovistas revisionistas del rock con roll ácido de los sesenta. Arropado por su Freedom Band, su discografía, amplísima, no es, sin embargo, puro remember: echar una oída a su reciente álbum Harmonizer es darse cuenta de que este hombre crea más que recrea.

 Los responsables del Canela llevan años tratando de hacerse con los servicios de Ian Williams y John Stanier, o sea, Battles. Esta vez ya lo han conseguido, y es motivo de enhorabuena para todos nosotros: viajeros por todos los posts musicales posibles, colaboradores de Jon Anderson (Yes) y Yamantaka Eye, lo de estos dos está perfectamente indicado para los que saben que lo cerebral y lo pasional no son excluyentes.

Siguiendo con la parcela internacional del cartel, los melómanos más avezados seguro que saben cómo se las gastan los canadienses Preoccupations: alguien describió su sonido en alguna ocasión como "una hermosa celebración del colapso", una frase que resume a la perfección lo que consiguen los ex Viet Cong con su post punk emotivo y colorido.

Lexi Vega asegura que lo que hace como Mini Trees es "pop de sala de estar". Acaba de sacar su debut, 'Always in motion', y es, pues eso, como una sala de estar: confortable, reconocible, doméstica, un pequeño refugio a la medida de quien lo crea para el que lo disfruta.

Otro nombre de futuro: Ghum. Las cuatro británicas hacen un post punk con mucho de rock gótico (sí, Joy Division son su role model absoluto) y bastante querencia por el lado más chungo de la vida ("Nuestras canciones siempre van sobre relaciones y sentimientos hacia las personas, especialmente las peores personas", aseguran). 

Militan en el mítico sello Sub Pop y practican ese hardcore virtuoso, disciplinado pero furioso, preciso y con el corazón en un puño. Son Metz y hace poco publicaron Atlas Vending, para muchos de sus fans, su disco más completo hasta la fecha, el que les lleva por territorios más accesibles sin perder el amor por los senderos sin destino aparente. 

Son PUP y no, no es por 'pup' (cachorro en inglés) sino que se trata de las siglas de Uso Patético del Potencial (Pathetic Use Of Potential). Lo suyo es una especie de emo y pop punk aguerrido, perfectos para brincarlos y chillarlos (y eso que las letras, oscurísimas, van sobre la ansiedad y la depresión) con un Stefan Babcock que bien podría ser el Max Bemis de su generación. 

Y para pitotes, el que monta siempre Dan Deacon, quien suele interpretar sus canciones en medio del público. Siempre ha dicho que el objetivo de sus conciertos es que la gente "salga gritando de alegría", y casi siempre lo consigue. Su pop electrónico eufórico en descacharrante y atolondrado technicolor es pura vitamina de colores.

¿Que agosto del 2022 queda muy lejos? Desde luego. Por eso el festival del pitote ha creado un hermano pequeño para celebrar Halloween: Canelaween, que será, claro, el 31 de octubre. Y ojito también al cartelazo que se han agenciado los responsables de la autoproclamada "The night of the living pitote": Sleaford Mods, Califato 3/4, Melenas, La Trinidad, Mujeres y No Picky.