Premio Ricardo Franco

Yuyi Beringola o la «script» como el Pepito Grillo del director

Cuenta que a los 7 años asistió por primera vez a un rodaje, el de un western en Almería, y que ya desde entonces supo que quería ser continuista, o sea, el supervisor que se encarga de que no se produzcan saltos de continuidad en un largometraje. Se trata de una de las muchas profesiones invisibles del cine, lejos de las alfombras rojas y los carteles, pero ayer la colaboradora de Almodóvar, Pilar Miró o Chávarri la reivindicó con el homenaje que le dispensó el certamen. Su trabajo consiste en «estar ojo avizor» para asegurarse de que, por ejemplo, un personaje no cambie de peinado de un plano a otro o no pase de una mano a otra el cigarro que está fumando

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

La de script es una de las muchas profesiones invisibles del cine, un trabajo en equipo en el que sólo unos cuantos nombres (directore, actores, actrices y productores) figuran en la zona de flash y relumbrón. Es, desde luego, un oficio fundamental en el audiovisual: se encarga de supervisar la continuidad de un proyecto audiovisual en todos sus aspectos visuales y argumentales, de tal modo que el hilo temporal en el que se narra la historia no experimente ningún salto de continuidad a ojos del espectador. Ayer, el Festival de Málaga, fiel a su tradición de reconocer el trabajo de los invisibles de nuestro cine, le dio su Premio Ricardo Franco a una de las continuistas más importantes del audiovisual patrio, Yuyi Beringola, habitual de directores como Pedro Almodóvar, Pilar Miró, Pedro Olea o Jaime Chávarri-

Horas antes de recibir la Biznaga, en un encuentro con los medios de comunicación, Beringola aseguró desconocer por qué los scripts son «invisibles» para el espectador, aunque considera que «hay otros muchos trabajos invisibles en el cine»: «Cuando un espectador ve una película no sabe lo que hay detrás. En mi última película había un equipo de trescientas personas», destacó Beringola.

Su vocación de script, un oficio mayoritaria y tradicionalmente femenino en el cine, fue temprana, porque procede de una familia de guionistas y asistió con 7 años por primera vez con sus padres a un rodaje, el de un western en Almería. «Llegué y flipé. Había un chico sentado en una silla con unos papeles, que era el script, y me llamó la atención», explica Beringola, a la que le «fascina» ese «mundo fuera de la realidad» que supone un rodaje. «Me fascinaba esa escapada de la realidad. Durante seis semanas, no sabes qué pasa en el mundo», razonó. De hecho, Beringola dice que su vida «son las películas»: «Cuando recuerdo algún acontecimiento, miro qué películas hacía ese año», confesó.

Yuyi Beringola

Beringola, antes de su encuentro con los medios de comunicación. / Daniel Pérez (EFE)

Su trabajo consiste en «estar ojo avizor y apuntar todo lo que se hace en el rodaje» para velar por la continuidad y, por ejemplo, que un personaje no cambie de peinado de un plano a otro o no pase de una mano a otra el cigarro que está fumando.

«No sé si me gusta el cine o la gente que trabaja en el cine», admite la script, que asegura que con todos los directores con los que ha repetido trabajo ha tenido buena relación, pero especialmente con Pilar Miró tuvo «una profunda amistad». Se da la circunstancia de que el hijo de la fallecida realizadora, Gonzalo Miró, se encuentra también estos días en el Festival de Málaga, puesto que es jurado de la Sección Oficial de Largometrajes.

El Festival reconoce a la 'script' Yuyi Beringola con el Premio Ricardo Franco

Yuyi Beringola agradeciendo el premio / Gregorio Marrero

El director

Yuyi Beringola nota que valoran su trabajo cuando hace una película y el director la vuelve a llamar en la siguiente, aunque ha habido algunos directores con los que no se ha «entendido». «A algunos no les gustan las script. Tuve una relación complicada con un director y un día me dijo que no le gustaban las script, no tenía que ver con nosotras, era un problema de él. Estamos para ayudar, no para otra cosa, aunque es verdad que a veces somos un poquito Pepito Grillo». En ocasiones se entiende «a la primera» con el director y otras veces no, pero considera que ha tenido «mucha suerte» en su carrera y solo recuerda «dos malas experiencias». «Una no fue porque no me entendiera con el director, sino porque era un desastre, estaba tirando por la borda esa película y me daba rabia. La otra fue porque no me entendía como persona y no tenía ningún feeling».