Entrevista | Antonio de la Torre Actor y periodista

«La patria la hacen los empleados de la sanidad y la educación públicas»

El malagueño estrena 'La contadora de películas', un filme de alma femenina (escrito por Isabel Coixet, dirigido por Lone Scherfig) que tal vez haya que visionar dos veces para sentirlo, de tan prolijo que es

El actor y periodista malagueño Antonio de la Torre.

El actor y periodista malagueño Antonio de la Torre. / Elisenda Pons

Elena Pita

Es el actor por excelencia, el “Landita” según Berlanga. No en vano empezó pegándose al gran Alfredo Landa cuando ni se le ocurría pensar que llegaría a ser el actorazo que es. Antonio de la Torre (Málaga, 1968) juega en las entrevistas y en el cine a ser el otro; está aquí y se pone allá. Maestro de los silencios en la pantalla, es empático a rabiar y suelta a bocajarro su ideario social y antinacionalista. Estrena 'La contadora de películas', un filme de alma femenina que tal vez haya que visionar dos veces para sentirlo, de tan prolijo que es: desierto de Atacama.

Se le reconoce enseguida en medio del desierto por su tan patricia nariz. ¿Quién le había dicho que no tenía cara?

Ah, ¿patricia? Hace tiempo que no pensaba en mi nariz, aunque hubo una época en que me provocó cierto complejo… Desde que era niño [y me enseña la progresión de su cara en la galería del móvil], observa: siempre llevaba la nariz colorada. Así que lo habitual es verme con un pegote de protector solar en mi patricia nariz, sí: es cierto que mi nariz siempre ha llamado la atención.

¿Qué es eso de tener o no tener cara en el cine? Yo siempre le he visto un semblante particularísimo.

Fue una directora de casting; dijo que a mi cara le faltaba coger poso, que cuando lo tuviera, no pararía de trabajar.

Y, ¿desde cuándo tiene cara?

Desde que Daniel Sánchez Arévalo escribió un personaje para mí y con mi nombre en AzulOscuroCasiNegro, con el que gano un Goya en 2007 y me cambia la carrera. Esto te lo he dado hilao, ¡eh!, como se nota que soy plumilla [dícese del redactor]: siempre que me entrevistan hago un doble juego, estoy aquí y también, ahí: el actor y el periodista cuentan relatos, uno en primera y otro en tercera persona.

«Necesito entender al otro; incluso la violencia tiene una explicación», y si no, que le pregunten a los palestinos... ¿Por eso es usted tan buen actor?

Explicación, sí; justificación, nunca. Creo que es lo que Antonio Guterres quiso decir sobre la guerra en Palestina, efectivamente. Gracias por lo de buen actor… No se puede contar lo que no se conoce, uno necesita viajar hacia el otro para contarlo. Hay que captar el alma del personaje. ¿Te acuerdas de cómo criticaron a Bruno Ganz cuando hizo de Hitler?, porque lo humanizaba.

"Quien domina el relato tiene el poder. Estados Unidos ganó ideológicamente la II Gran Guerra a través del cine que hizo en la posguerra"

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Antonio, ¿puede una película cambiar tu forma de ver el mundo, como sucede entre los habitantes de esta mísera aldea chilena?

Quien domina el relato tiene el poder. Estados Unidos ganó la II Gran Guerra militarmente y también, ideológicamente, a través de todo el cine que hizo en la posguerra. El cine tiene el poder de instaurarse en el imaginario colectivo.

¿Qué es el silencio en un guión? ¿Esos silencios que usted tan bien maneja, son aportación personal a éste y otros personajes que ha bordado? Me sorprende lo mucho que habla en persona.

No tengo una fórmula. El primero que me dio un papel en plan cállate y acertarás fue Alberto Rodríguez en Grupo 7, me decía: «Menos, menos, menos». Y Martín Cuenca: «¡Opácate!». Aprendí que si la escena o el sentimiento lo tienes dentro, está ahí, en silencio: si yo quiero ver un gato, lo veo y te lo hago ver [me hace una mini interpretación allí en medio del bar de Casa Fuster]. Con lo cual, no actúes: piensa, siente, sé.

El actor malagueño Antonio de la Torre, durante la entrevista.

El actor malagueño Antonio de la Torre, durante la entrevista. / Elisenda Pons

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En el guión de 'La contadora de películas' se ve claramente la mano de Isabel Coixet, pero ¿por qué era esencial, a decir de los productores, que una mujer dirigiera la película?

Por la sensibilidad de la película y sus personajes: es una historia protagonizada por el alma femenina.

Antonio, fue usted en las listas de Sumar en las pasadas elecciones. ¿Cree que la gente más precaria ha notado la política social frente al palo de la inflación?

No lo sé, pero mira el dato: de entre los cuatro grandes partidos, ¿sabes qué programa era más favorable a la Guardia Civil? Cáete: el de Sumar, en cuanto a sueldos y derechos laborales, cuando uno pensaría que el cuerpo está más en la línea de Vox. Y esto me lleva de nuevo al poder del relato: a ver quién lo coloca. Una pena, porque suele quedarse en nada por aquí nada por allá. Lo importante son las medidas que mejoren la vida de la gente, que es lo que dice Yolanda Díaz.

"La fiscalidad es un debate peligroso porque caemos en el populismo: tonto el que pague, así engancha Vox a los de la pulserita"

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Dice sufrir «el síndrome de pobre» y al mismo tiempo, que le gusta pagar impuestos: ¿a los pobres les gusta que les crujan a impuestos?

El asunto se resuelve metiéndole mano a la fiscalidad de las grandes fortunas. Pero éste es un debate peligroso porque caemos en el populismo: tonto el que pague, así engancha Vox a los de la pulserita. Para mí la patria la hacen los trabajadores públicos, los profesionales de la sanidad y la educación son básicamente quienes cohesionan la sociedad.

Otra cita: «Una sola vida es más valiosa que cualquier frontera, nación o bandera». ¿Qué tal se lleva con los nacionalismos?

Es que no sé por dónde empezar… Yo nunca he tenido el conflicto de identidad nacional, siempre me he sentido malagueño, andaluz, español… pero soy muy respetuoso con el sentimiento identitario de los pueblos. Dicho esto, resulta contradictorio ser de izquierdas y sentirse nacionalista.

Ahí iba, ¿supremacía y socialismo, no es puro oxímoron?

Eso se lo dije yo a Oriol Junqueras: una persona de izquierdas no puede ser nacionalista, sino internacionalista; porque el nacionalismo es excluyente. Que la CUP y Junts vayan en el mismo saco me hace pensar que el nacionalismo es en una religión con una fe y un credo ciegos. Por esto ya me han montado grandes fregados en las redes, pero insisto: quiero ser respetuoso con los catalanistas.

"Me cuesta ponerme en la piel de un nacionalista separatista, me quedo con el federalismo"

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Ya, y por eso dice que «hay que explicar bien el sentido de identidad de los pueblos». ¿Me lo explica?

Es sentir que tu cultura y tu lengua materna son diferentes. A mí claro que me preocupa la pobreza estructural de Andalucía y me molesta tener que arrostrar el tópico de gracioso, vago, etcétera; pero no tengo un conflicto de identidad. Me cuesta ponerme en la piel de un nacionalista separatista, me quedo con el federalismo. Y a los catalanes les deseo lo mismo que al resto: que sean felices, que vivan bien y tranquilos, que se sientan catalanes con orgullo y que convivamos. Lo que ambiciono son unos estados unidos de la humanidad capaces de afrontar los desafíos globales, por muy naif que suene.

Volvamos al cine: ¿hasta aquí ha llegado a través del periodismo o el cine ya estaba en usted?

A través del periodismo. En séptimo de EGB me apunté a una extraescolar de teatro que me flipaba, pero los niños me malmetieron y dejé la compañía. Por eso me fui por el periodismo, pero con un componente narcisista muy claro: tenía la necesidad de que me escucharan, me leyeran: ser el centro de atención; y esto es común a todas las artes y es un anhelo ancestral.

¿Se imagina que uno de sus dos hijos le saliera de ultra derecha? ¿Qué haría con un facha en casa?

Pues quererlo, haga lo que haga y piense como piense: los hijos de uno son personas absolutamente independientes.

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