¡¡¡Ra-ta-ta-ta-ta!!! Taquan Dean, en cuatro minutos de película, dignos de ingresar en lo más visto del mes en el ´Youtube´, cambió el guión de una historia que parecía de terror y que tornó en conflicto bélico con tanto ´bombardeo´ al aro francés. Fueron cuatro minutos de locura, de frenesí. Una verdadera oda al baloncesto, al tiro, al ´raza negra tirador´. Dean emergió y le puso la sonrisa en la cara al Unicaja. Con 28-20 (min.14) y el Entente Orleans crecido, Taquan comenzó a enchufarlas de un lado, de otro y de más allá.

Un triple, dos, tres, otro más acompañado de falta personal. Total, que entre pitos y flautas, el Unicaja se marcó un parcial de 0-23 en los últimos cuatro minutos del segundo acto más el primer ataque de la reanudación: 27-43. De los 23 puntos, Taquan firmó 15. Portentoso lo del escolta.

El Unicaja se ensañó y marcó una máxima de 20 arriba (31-51) tras una preciosa penetración de... ¡Dean! El americano acabó de un plumazo con la resistencia francesa. Que había sido sólida y feroz hasta que el cajista comenzó su particular espectáculo.

Porque hasta entonces, hasta que Dean destapó el tarro de las esencias, el Unicaja había bordeado el límite de lo admisible. Volvió a ser ese equipo lento, previsible y simplón. Hasta el punto de verse dominado por el Orleans, un equipito que en la ACB tendría muchos, muchísimos problemas, para obtener la salvación. La escuadra de Aíto García Reneses repitió, uno por uno, los pecados que le han llevado a los infiernos de la clasificación de la ACB.

Una defensa muy permisiva, una circulación de balón lenta en ataque y ni un solo contragolpe efectuado. A eso le unió unos horrendos porcentajes de tiro. Semejante cóctel le valió para llegar a perder 21-12. Una afrenta ante un rival tan limitado.

La cosa se puso tan fea que hasta hubo un nuevo lesionado. Otro más. Lo de la enfermería es un no parar. Esta vez le tocó el turno a Saúl Blanco. Un fuerte golpe en la rodilla derecha le llevó hasta el banco. Una bolsa de hielo fue su única compañía hasta el final.

El ´show´ de Dean. Ni el debut de Shammond Williams alegró a la tropa verde. Hasta que se llegó a ese 28-20. Hasta que a Taquan se le encendió la bombilla y su muñeca comenzó a bombear triples a discreción. Fue una racha colosal y sensacional. Un regalo para un Unicaja que no tenía nada claro cómo salir de aquella trampa.

De ese reseñado 28-20 se llegó al descanso con 28-42. Un parcial de 0-22. Archibald lo amplió con un tiro libre en la reanudación (28-43). Y la renta siguió subiendo. Se llegó hasta el límite de los 20. Los galos, por supuesto, no dieron la contienda por perdida. Pero cada vez que arañaban cinco o seis puntos a sus desventaja se encontraban con un triple costasoleño. Uno de Welsch, otro de Berni o de Dean. Al tercer cuarto, los verdes dominaban por 15 (55-70).

Los de Aíto seguían plenos de acierto en ataque, pero en su borrachera de canastas se olvidaron de defender. Y ése es el ´abc´ del baloncesto. Por eso, cuando las canastas ya no subían con tanta facilidad, se le hizo muy difícil recomponer su actitud defensiva. Y el Entente Orleans aprovechó que el Unicaja no transformó su primera canasta hasta los cuatro minutos del último cuarto para derribar la barrera psicológica de los diez puntos: 60-70.

Éste es el Unicaja. Un equipo que bien podía instalar para la próxima Feria de Málaga una montaña rusa. En esos vaivenes constantes se movió, con un último cuarto de partido en el que repitió errores y problemas. Lo grave es que ante otro rival se hubiera tirado por la borda esos instantes de brillo, ese clínic imborrable de Taquan ´ra-ta-ta´ Dean.