El buen planteamiento del Deportivo tras la expulsión de Pablo Álvarez dejó al Málaga sin respuestas ni opciones y propició que no hubiera forma de mover el marcador. Ésa fue la lectura del partido que realizó Juan Ramón López Muñiz antes de aplaudir el trabajo de sus hombres. "Se circuló bien el balón, como podíamos, porque ellos hicieron buenas ayudas, se sintieron a gusto y salieron bien arriba, con Bodipo o Riki. Intentamos hacer nuestro partido, sabiendo las dificultades. Lo intentamos siempre, también desde fuera del área. Hicimos todo lo que teníamos que hacer", resumió.

"Estábamos enfrentándonos a un equipo difícil, que rentabiliza bien los goles, que se siente cómodo al jugar cero a cero. Es un equipo al que había que jugar con inteligencia, madurando el partido. Supimos llevar el peso del partido y tuvimos la posesión de balón, pero es difícil encontrar huecos cuando ocho personas están defendiendo, con ayudas, basculando. Cerraron espacios y juntaron líneas. El Dépor es un buen equipo", continuó el asturiano.

Llamó la atención que el míster no agotara su tercera sustitución. Él lo justificó diciendo que un recambió más "hubiera desorganizado el equipo". "Corrí todos los riesgos con dos bandas ofensivas y dos mediocentros ofensivos. Entonces no quise hacer una tercera sustitución, porque hubiera desorganizado el equipo haciendo a ellos más agresivos".

Expulsión. La jugada más polémica de la tarde fue la doble amarilla al deportivista Pablo Álvarez. Muñiz le dio un diez al colegiado, Mateu Lahoz. "El árbitro siguió el mismo criterio. En la segunda parte, un jugador nuestro –Caicedo– se tiró y él hizo lo mismo –amonestar con amarilla–. No hay que quejarse si se da el mismo criterio. Dejó jugar e hizo un buen arbitraje", analizó Muñiz.

De forma muy diferente lo vio Miguel Ángel Lotina. "Una cosa es intentar engañar al árbitro y otra medio tropezarte y que te saquen la tarjeta amarilla. Si no hubiese pasado esa jugada, a mí el arbitraje me hubiera gustado mucho", señaló el vasco.

Lotina también tuvo palabras para hablar de su expulsión. El colegiado le señaló cartulina amarilla en el minuto 41 y otra más en pleno vestuario, durante el intermedio. "He pedido, en el descanso, hablar con el árbitro y no le ha debido de gustar. No ha habido insulto, le he dicho lo que pensaba y luego le ha dicho al delegado que estaba expulsado", finalizó el técnico del equipo gallego.