Hace cinco años que los chefs Cristina Cánovas y Diego Aguilar abrieron las puertas de Palodú, un gastrobar en Teatinos que optó por tapas en un primer momento pero que, dos años después de su apertura vivió una auténtica transformación y se decantaron por platos de gran elaboración. Tras asentar el concepto, ahora se embarca en un nuevo reto y cambian detalles de su imagen y la carta.

«No hemos cambiado la carta en estos dos años y medio porque era algo muy arriesgado. La gente, al principio, no entendió el cambio de tapas a platos», explicó Cánovas. Ambos proceden de cocinas Michelin y han querido reflejar en sus platos todo lo aprendido en sus primeros años. Para ello, en la nueva carta de Palodú, Cristina recomienda la jibia con trufa y huevo campero, el gazpachuelo de caldo de roca con patata y salmonete, el tartar de atún con ponzu y tapioca seca, una propuesta común en estos momentos pero que tiene una elaboración de tres días para realizar la salsa a base de cítricos; o la merluza con pil pil de miel y caviar de Riofrío, entre otros platos.

A su nueva carta se une el logo de la empresa, hasta ahora inexistente, con el que quieren reforzar la marca y encaminarse a convertirse en un establecimiento de referencia en el que poder degustar platos en los que destaca la calidad de su materia prima y contempla elaboraciones complejas. «Nuestro objetivo es ofrecer a la gente lo que a nosotros nos gustaría comer y que se sientan como en casa», explica Cánovas. Un camino que no ha sido fácil y que ha puesto por delante de esta pareja varios retos como hacerse con una nueva clientela, tras pasar de ser un sitio de tapas a un establecimiento en el que la carta estaba compuesta solo de platos. «Nos dimos cuenta que las tapas que queríamos hacer, solo con la materia prima que tenían se elevaba el precio por encima de los cinco euros y eso en Málaga es difícil», expuso. Superado eso, ahora afrontan una nueva etapa, un momento idóneo para disfrutar de la cocina Palodú.