A Adelante Málaga, la candidatura municipal que encabeza Eduardo Zorrilla, se le ha llenado esta tarde el motor de gasolina para afrontar el domingo electoral con los pistones bien engrasados. Están los cuerpos ya muy vapuleados, pero el final definitivo aparece en el horizonte. A partir del domingo, no habrá vuelta de hoja. Después de una campaña muy de andar por casa, con actos de microsegmentación, buscando el voto en el puerta a puerta y presentando todos los días pinceladas del amplio crisol de propuestas que nutren al programa electoral, la confluencia, compuesta por IU y Podemos, ha celebrado esta tarde un acto en el Parque Huelin, que ha encadenado las intervenciones de los grandes paquebotes que puede ofrecer a día de hoy la tradicional formación de izquierdas. Sus coordinadores federales y regionales, Alberto Garzón y Antonio Maíllo, se han desplazado para salir en ataque a por el voto en pro del experimentado Zorrilla.

El problema, han venido a decir ambos líderes de izquierdas, no es si Francisco de la Torre está amortizado o no, que lo estaría, sino que en el mundo de las divisiones el proyecto del PP representaría en Málaga a los de arriba. "La minoría", ha subrayado Maíllo durante su discurso de aliento cercano, fiel a su estilo con el que acostumbra seducir a los suyos. "La política de modelo social, económico e integrador lo representa la candidatura de Málaga", ha añadido que en esa batalla de ejes, donde la mayoría son los de abajo, Zorrilla representa el porvenir para las clases populares de Málaga. Para Maíllo, De la Torre dista mucho de la imagen "amable" que traslada a la opinión pública y por ello ha exigido precaución para el domingo y ha advertido del peligro de reducir la participación. "No os quedéis en casa el día 26", ha interpelado a un auditorio compuesto por unas 300 personas. En el cambio, si tiene que venir por la izquierda, la única inspiración que vale en la capital es una participación que oscile por encima del 65%.

En el voto para frenar "la amenaza de las tres derechas" hay que ser constante y continuista ha venido a recordar al inicio de su discurso Garzón, que ha pedido "un empujoncito más", evocando el 2 de diciembre a modo de advertencia. Las elecciones municipales siempre son importantes por la cercanía inmediata, pero Garzón ha ido más allá y ha garantizado que los resultados del domingo también llevarán un mensaje subliminal para el PSOE a nivel nacional, pues podrían inclinar la balanza hacia un gobierno de coalición de izquierdas. En esa nebulosa que llaman poderes fácticos, según Garzón, habría hambre de un PSOE+Ciudadanos. También ha vuelto a pedir conciencia de clase a la hora de votar. Si los que tienen problemas para llegar a final de mes votan a los que llegan en abundancia, hay un problema para Garzón. "Los ricos sí tienen conciencia de clase, vaya a ser que las familias trabajadores la hayan perdido", ha instado a revivir la llama que ha forjado gran parte de nuestra historia moderna.

Cuando Zorrilla ha tomado la palabra para cerrar la tarde, ya le habían sucedido un puñado de intervinientes. Síntoma inequívoco de que se estaba en un acto de Adelante Málaga, donde la confluencia obliga a un equilibrio a veces no muy óptimo para mantener la originalidad y la inspiración. No obstante, la intervención de Zorrilla no fue en ningún momento un castigo sino más bien una lección didáctica en la que recogió el guante que había lanzando previamente Garzón. Si la lucha de clases existe, también es aplicable a los barrios malagueños. Y así lo ha recordado, trazando el mapa malagueño para que el imaginario colectivo vaya lanzando estampas de ciudad al cerebro. Desde la limpieza a los servicios, pasando por falta o abundancia de oportunidades. "No es lo mismo vivir en Cruz de Humilladero, Huelin o Miraflores que vivir en el Limonar". Así, Zorrilla ha llamado "a recuperar nuestra ciudad y hacer realidad una Málaga que no discrimine entre malagueños de primera y de segunda".

Según Zorrilla, el proyecto de De la Torre está mostrando claros síntomas de desfallecimiento, "después de 24 años de gobierno de derechas". El cambio estaría muy cerca. Un cambio para "derrotar a la resignación y la impotencia". Para el candidato de izquierdas, que percibe "olor a rancio en el Ayuntamiento", la esperanza de triunfo hay que acompañarla de una alta participación. De lo contrarío no serviría de nada. Sin mayorías absolutas a la vista, Zorrilla ha dejado claro que habrá tres escenarios para el 27 de mayo, el día después: "Trifachito, pacto de PSOE y Ciudadanos y una tercera posibilidad de un gobierno de izquierdas, que, lógicamente, esperamos liderar". En los últimos compases de su discurso, también ha advertido de que un voto a Málaga Ahora, al que no ha nombrado directamente, podría ser un voto tirado y, en última instancia, la adrenalina que podría mantener a De la Torre en el Ayuntamiento.

Con un llamamiento a participar en la fiesta de final de campaña en el día de mañana, con intervención del grupo Tabletom, incluido, ha concluido el acto central de Adelante Málaga. Mención aparte para la intervención de Ángela Aguilera y su torrente de voz, poniendo en riesgo, por momentos, la estabilidad ósea de las personas mayores que acudieron al Parque Huelin para insuflar de confianza a Zorrilla. Lo suyo, sin duda, son los aderezos para convertir cualquier espacio en un pabellón mitinero.