¿Cuál sería la palabra con la que definiría su trayectoria profesional?

Creo que mi trayectoria es un viaje apasionante hacia mi interior. Siento que el cine es muy sanador, tanto como espectador como cineasta. Estos años de trabajo me han permitido repensar la vida a través de la gran pantalla y formular las preguntas que me removían por dentro. Y en el cine esas preguntas se alzan como un prisma de muchos colores, con muchos matices. Ésa es mi búsqueda y mi sentido.

¿Cómo fueron sus primeros años como cineasta?

Era un proceso más intuitivo. Era una búsqueda consciente e inconsciente de mí misma y estaba la oportunidad de hacerlo a través del cine. En mis comienzos en el cine había algo muy bonito que era la valentía de la inocencia. Hacía preguntas que desde otra perspectiva o con más experiencias serían inadmisibles. Creo que hay algo maravilloso en esa ingenuidad del inicio que, con los años, se transforma en algo más reflexivo y en algo más sensible a todas las posibles aristas. Como artista uno quiere recuperar siempre esa ingenuidad del principio; mantener un equilibrio entre la ingenuidad y lo reflexivo.

A nivel profesional, ¿a quién tendría que dar las gracias Claudia Llosa?

A infinidad de personas. Tengo tanta gente... Especialmente a mis colegas: José María Morales, Sandra Hermida, Simón... A todos mis compañeros de rodaje, a editores que me acompañaron desde el primer momento. También agradecería a las personas que me permitieron producir mis películas en Perú; a la ayuda y el apoyo de un país como España. Este país me permitió encontrar los mecanismos para encontrar historias peruanas. Y si el lugar para agradecer en el Festival de Málaga, es mucho más emocionante.

¿Habla de España como una fórmula para fomentar el cine Latinoamericano?

Hablo de lo importante que es para Latinoamérica el esfuerzo y la coproducción por parte de España y deseo que se siga fomentando. Hace diez años era más fácil coproducir una película que ahora y eso es una pena. Hay que reforzar las ayudas institucionales para que no pase.

¿Qué cree que debe aprender la industria cinematográfica española de la latinoamericana y viceversa?

Más que aprender es unirse. Es aprender a intercambiar fuerzas, que es lo siempre han hecho. Lo que hay que hacer es reafirmarse en esa unión que hemos tenido a lo largo de los últimos años y fomentarla aún más, que es lo que importante.

¿Cree en la conexión entre la literatura y el cine?

Curiosamente, ahora el modo de consumir audiovisual se parece más al modo de consumir literatura. Todo el universo de las series de televisión ha hecho que el espectador pueda consumir un película casi a pedazos. Literatura y cine son primas hermanas. Los cineastas nos nutrimos mucho de los mecanismos narrativos de la literatura, especialmente del cuento. Son universos distintos que funcionan de forma paralela.

¿Ha pensando alguna vez en adaptar al cine alguna novela de su tío, Mario Vargas Llosa?

Lo cierto es que nunca lo he pensado. Quizá por el respeto que siento hacia él. Aunque para mí sería un honor, por supuesto. Hasta ahora he estado pensando en encontrarme a mí misma.

¿Con qué actores le gustaría trabajar?

Admiro a muchos actores pero cuando estoy trabajando en una historia, si empiezo a pensar en rostros conocidos siento que estoy desvirtuando lo que me pide la historia. Trato de crear historias sin caras; viajar con caras del papel, aunque es muy proceso muy solitario.

¿A qué tiene miedo profesionalmente Claudia Llosa?

Tengo miedo a perder la valentía. Quiero seguir contando historias complejas y quiero seguir teniendo esa fuerza para hacerlo. Me gusta esa emoción de riesgo al salirme de los esquemas. Por eso siempre intento alejarme del déjà vu de películas y no repetir fórmulas de éxito.

¿Se aprende de los premios?

Creo que los premios te hacen sentirte impulsado. Es un momento gratificante que te ayuda a sentir que no estás sola y que la gente valora tu esfuerzo. No siempre la película más valorada es la mejor. Hay grandes actores reconocidos después de su época. Por supuesto que los premios son maravillosos pero hay que seguir adelante a pesar de ellos y no nos podemos conformar sino seguir trabajando.