Señales de aperturismo y vestigios de una época retrógrada, autárquica y franquista. Toda una contrariedad que centra la trama de Las Niñas, la ópera prima de la directora aragonesa Pilar Palomero (1980), incluida en la Sección Oficial.

Escoltada por un elenco de seis jóvenes actrices, muchas de ellas debutantes, y junto a los productores, Valerie Delpierre y Álex Lafuente (Inicia Films y Bteam Prods), Palomero ha introducido al público su trabajo, estrenado ya a finales de febrero en el Festival de Berlín.

Una historia ambientada en el año 92, «un año bisagra» en el que convergían nuevos vientos con acontecimientos internacionales como las Olimpiadas, la Expo... pero que aún no lograba zafarse del costumbrismo y la rectitud más arraigada. Mucho menos, si se era mujer. Y la aragonesa escoge la educación religiosa y devota para mostrarlo. «Es un retrato, un viaje para recordar cómo fue la educación para muchos de nosotros. Es una invitación, una propuesta para el público para recordar cómo fue su infancia y el paso a la preadolescencia», explica la directora, que por entonces, cuenta, tenía 11 años, los mismos que su protagonista, Celia.

De hecho, Celia, la protagonista interpretada por Andrea Fandos será el epicentro de una historia de mujeres en una época exclusivamente de hombres.

Junto a su madre, Adela, encarnada por Natalia de Molina trazan el camino que va desde la más dura represión de la figura de la mujer, tanto en el ámbito educativo, como familiar, como amoroso hasta la subversión más sutil y más significativa.

«La idea ha sido mostrar retazos de aquel año, ver los elementos que conforman el mundo de Celia, su casa y el colegio», añadía Palomero. «La sociedad es precisamente lo que va descubriendo poco a poco».«La experiencia fue muy buena, me lo ponían muy fácil», cuenta Andrea Fandos.Mimetizarse con la época

Parte del trabajo previo a los rodajes se focalizó en «ubicar» a las actrices en una época muy anterior a su llegada al mundo, desde las expresiones coloquiales empleadas, los programas de televisión más seguidos por la juventud a la música más escuchada.

Según la directora, se orientó más a una dinámica de grupo que a un estudio individual de guion: «En lugar de ensayos en los que tuvieran que aprenderse el texto, hicimos sesiones en las que cada una tiene una temática del año 92». Toda una labor de aclimatación temporal entre seis niñas que no se conocían y que ahora, en tiempos de distancia interpersonal, se consideran «inseparables».