A través suyo asistimos a algunas de las etapas más duras del siglo XX, como el nazismo en Alemania o la posguerra española. Es también una historia en la que hay amor (no solo en el sentido romántico), hay intriga y algunos misterios, y hay, por supuesto, una reflexión sobre las cosas que verdaderamente importan.

«Los lectores me dicen que es una lectura muy emocionante y adictiva, y eso es justo que lo yo soñaba con conseguir». Palabra de Carmen Romero Dorr. La autora se dedica al mundo de los libros «y, para qué negarlo, siempre había acariciado la idea de escribir una novela. Pero lo que ocurría es que no acababa de encontrar la historia. Fue a raíz de la muerte de mi abuela, hace cuatro años, cuando reflexionando sobre algunas de las cosas que ella había vivido empecé a notar cómo esta historia empezaba a crecer dentro de mí. Puede sonar a tópico, pero la novela me llamó».

Como editora está rodeada de «escritores de gran talento y colegas con muchísimo criterio. Eso hace que, a la hora de plantearte publicar, te pongas el listón aún más alto. «Por lo demás, creo que la mayor dificultad fue seguramente encontrar el tiempo necesario para escribir una novela como esta, estuve más de un año y medio dedicándole varias horas diarias».

Su personaje favorito, claro, es Paulina Hoffmann. «Mientras escribía terminé enamorándome de mi personaje, como sé que les ocurre a algunos escritores. El que menos me gusta es Manuel, el primo de Paulina. Los lectores ya descubrirán por qué...». Encontrar la voz que exigía la historia surgió de «una forma muy natural, no había otra posible. Yo quería conseguir esa sensación de estar mirando por el ojo de la cerradura, entrando en la intimidad de una familia, sus secretos, su ternura... Tuve claro desde el principio que quería escribir la novela en presente y en tercera persona». El secreto para conectar con el lector es «emocionar, fundamentalmente».