El granadino Ángel Olgoso (1961) es uno de los mejores escritores españoles de relato 'fantástico', un adjetivo este que al igual que 'humorístico' suele tener un significado peyorativo para algunos entendidos, cuando uno de los maestros de este tipo de cuentos es alguien como Julio Cortázar.

En 'Astrolabio', una de las mejores obras de Ángel Olgoso, publicada originalmente en 2007 y que Reino de Cordelia acaba de recuperar, acompañada por las ensoñadoras ilustraciones de Marina Tapia, el escritor andaluz tiene el acierto de citar como introducción una frase de Lord Dunsany, el fastuoso autor británico que nos habla de que «Un hombre es una cosa pequeña y la noche es larga y está llena de prodigios».

Que se prepare el lector para disfrutar de estos 43 cuentos inundados de prodigios, que parecen beber de fuentes tan diversas como el propio Dunsany, el mencionado Cortázar pero también de Baudelaire, Borges, Kafka o Juan Perucho.

En definitiva, una cascada de barroco minimalismo e imaginación en forma de cuentos breves, de minuciosa relojería, que funcionan a la perfección, la mayoría de las veces con un final sorprendente o redondo.

Sirenas, dinosaurios, relojes, presos que narran su evasión, que al final consiste en escapar del exterior para volver a la reconfortante celda... todo es posible en el proteico universo literario de Olgoso, que hasta es capaz de meterse en el pequeño cuerpo de una abeja, durante una famosa batalla de siglos pasados, uno de los cuentos más brillantes.

Incluso cuando, como un Horario tumbado sobre la hierba, se limita a contarnos la vida de las nubes, surge un narrador cargado de fuerza, poesía e imaginación, bien anclado en las fuentes clásicas, porque como escribe, así comprobaremos «sus calmos paseos y sus pletóricas derivas, la vertiginosa serenidad de las persecuciones en defensa de sus territorios sin linde».