Álvaro Pombo ha convertido a su gato casero en el protagonista de su última novela, 'El destino de un gato común', que Editorial Destino acaba de publicar. Rudyard, -en honor al autor de 'El libro de la selva'-, alias Barraquito, por su pasado de felino callejero pero noble, es el lazo de unión del coronel jubilado Mateo Ybarra con su nieto Nicolás, un niño de 10 años que encuentra al lado del abuelo y del gato, el cariño y la complicidad que su madre Adelaida, -por su «propensión giróvaga» y su padre Manuel -lanzado a la aventura empresarial- no supieron ni quisieron darle. Así que el viejo se convierte en el tutor de Nicolás y con Rudyard, alias Barraquito, forman un triángulo armonioso que permite a Pombo adentrarse con éxito en un escenario muy querido por él como es el de las relaciones familiares a través en este caso de tres generaciones y las dificultades que por el paso del tiempo, las distintas miradas de sus componentes, las maneras diferentes de afrontar la vida, hacen peligrar esos vínculos.

De entrada hay que decir que 'El destino de un gato común' no es la mejor novela de Pombo, pero en ella podemos encontrar al auténtico Pombo y páginas realmente excelentes, que demuestran su perspicacia y hondura a la hora de hablar de la comunicación entre distintas generaciones. En 'El destino de un gato común' está también esa narrativa peculiar de Pombo, dotada de una fértil creatividad donde el lenguaje primoroso del que hace gala en sus textos acompaña siempre a historias que ahondan en lo reflexivo y las hacen atractivas.

Álvaro Pombo es un escritor de largo y fecundo recorrido literario en la narrativa española del pasado siglo y del inicio de éste con títulos bien reconocidos como 'El metro de platino iridiado' o El héroe de las mansardas de Mansard'. También con los mejores premios literarios en su haber, El Planeta o El Nadal, entre ellos. Esto le permite garantizarnos su creación literaria más genuina, aquella que le ha consagrado como un escritor de larga trayectoria en España. Aquí además añade una nueva dificultad como es la de mirar y expresarse a través de los ojos de un niño de diez años y «el lenguaje» de un gato dotado de una»inteligencia inconsciente».

Esto siempre es loable pues Pombo es un escritor que mima el texto, la palabra, pero que a la vez sabe ponerlo al servicio de historias que despliegan ocurrencia y entretenimiento, como ocurre en esta historia de 'El destino de un gato común', que está llena de amenidad, de ocurrencia, de ese humor que el escritor se inoculó en sus años en Gran Bretaña.

También en esta ocasión Pombo viene a recrear con mayor intensidad el papel esencial e incluso genuino que el escritor ha concedido a la mujer a lo largo de su obra. Pombo ha sabido retratar con acierto a la mujer de posguerra, a la madre acendrada, a la ejecutiva dislocada en un mundo que no parece suyo o la mujer de clase alta, de esa burguesía inútil y casquivana. Este último caso es el retrato de Adelaida, la madre giróvaga del pequeño Nicolás; pero se adentra también en el dibujo de la nueva mujer, la que disputa con el hombre su papel en la sociedad y reclama sus derechos, como Rosalía, la secretaria de dirección de la que se enamora el padre del niño. La estrategia de crear personajes femeninos de un perfil atrayente permanece en Pombo intacta y perdurable desde sus primeros trabajos.

Con este último texto Pombo nos regala una narración brillante y a la altura de su largo quehacer literario, que delata su alta madurez narrativa y su soltura para la recreación de mundos diferentes y personajes singulares, a través de una narración que es original y valiosa.