Diario de lecturas

Miedo del que también surge la literatura

José Luis G. Gómez

Parece que ha sido necesario que Joaquín Sabina abriera la boca en la presentación del documental que Fernando León de Aranoa ha filmado sobre este ubetense amadrileñado, un producto a la mayor gloria del señor de los sombreros y la voz aguardentosa, para que muchos de sus fans de toda la vida se desmayaran de la sorpresa al descubrir que es un poco impresentable -que no cuente con el guitarrista de toda su vida para la nueva gira ha indignado a los sabinistas aún más que la inflación galopante y la guerra de Putin en Ucrania-. Y no, no es que la fortuna acumulada y las juergas vividas le hayan cambiado, lo siento pero no, es que Sabina siempre ha sido así, y tampoco es tan escandaloso. Mientras tanto, en el mundillo de los libros todo sigue en calma: presentaciones, premios y algún libro que llama un poco más la atención. Eso último es lo que está pasando con ‘Vengo de ese miedo’ (Tusquets, 2022), novela escalofriante en la que Miguel Ángel Oeste desnuda una infancia monstruosa, la suya propia. Crónica desgarradora y descenso al abismo, esta novela está brillando en este final de año con una luz oscura pero que también tiene algo de redentora. Me alegra este reconocimiento a la escritura de quien sobre todo, y quizá esto sea lo más importante, me parece un buen tipo. Y de Sabina, pues tengo que reconocer que disfruto con su show de franqueza salvaje y carca.