Ensayo

Álvaro Cunqueiro

Ediciones 98 reedita ‘Los otros feriantes’, delicioso volumen que recopila estampas ambientadas en el mundo rural gallego en la que fantasía y realidad se dan la mano de forma fascinante

Álvaro Cunqueiro

Álvaro Cunqueiro / Jose María de Loma

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Un labriego por cuya oreja se oye la mar, un verdugo que tras años de trabajo vuelve a su aldea, un domador de pulgas, un quitademonios avecindado en Braga, curas, mujeres de carácter o un enano «coñón». Álvaro Cunqueiro (Mondoñedo 1911-Vigo 1981) reúne en ‘Los otros feriantes’ una galería de tipos humanos singulares que protagonizan historias al más puro estilo ya legendario, singular e imitado del escritor y periodista gallego. Las estampas, breves, un par de páginas de promedio, mezclan fantasia y realidad. O eso queremos creer. Todas están ambientadas en Galicia. Preferentemente en el medio rural. Se leen como cuentos, con fruicción y están plagadas de términos fascinantes, adjetivos singulares, topónimos gallegos y palabras bien traídas. Una prosa cautivante, rica, variada, descriptiva. Cunqueiro camina por una suerte de mágico realismo o de realidad fantasiosa. Su imaginación vuela basada en hechos reales o son los hechos los que se inmiscuyen en su imaginación. Ahí es nada que alguien hable con naturalidad con los muertos o que sea capaz de charlar con los más variados animales sacando partido de ello. Las historias mezclan leyenda y sabiduría popular, son fruto de la observancia, de viejas crónicas o de la imaginación del autor. Poco importa.

Álvaro Cunqueiro

Álvaro Cunqueiro / Jose María de Loma

Según nos dejó escrito, estos personajes, «inventados por mí o sacados de la fantasía, acabaron siendo mi familia y cuando los di para un libro mi casa quedó como si todos mis parientes hubieran desaparecido en un accidente». Pero no fueron los únicos. Además del volumen que nos ocupa, Cunqueiro publicó otros libros de historias breves protagonizadas por personajes singulares. El más célebre, ‘Gente de aquí y acuyá’. Con estas obras cimentó un carácter, un mundo propio, una voz inconfundible. Eso que caracteriza al escritor de verdad. Pero la celebridad la alcanzó antes de este libro.

Recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1959 por ‘Las crónicas del sochantre’, obra legendaria que popularizó al autor al ser incluida en la mítica colección Libros RTVE, que llegó a miles y miles de hogares españoles. En 1968 se hizo con el Premio Nadal por la novela ‘Un hombre que se parecía a Orestes’, que ha sido adaptada a otros formatos. La novela es una adaptación libérrima del mito del hombre que trata de vengar la muerte de su padre. Pero con toques de humor y ambientada en época y tiempo difícilmente definible. Y casi sin venganza. Pero Cunqueiro, como buen fenómeno de la naturaleza y hombre polifacético fue poeta también. Y gastrónomo. Y periodista. No mediocre precisamente. Escribió unos 20.000 artículos (la cifra no es una errata) en diarios como El Progreso de Lugo o el ABC de Madrid y fue director de Faro de Vigo. Políticamente se encuadró en un galleguismo cordial y universal comprometido con el país en el que le tocó nacer. De talante conservador pero abierto, los falangistas acabarían persiguéndole. ‘Los otros feriantes’, obra de 1979 escrita originalmente en gallego, es un rescate acertado y una fuente de felicidad. Es fruto de alguien que ama y conoce el paisaje, que no es condescendiente con sus personajes y sí comprensivo y alentador de las rarezas, gozosas, que pudieran albergar en su comportamiento o personalidad.

No obstante, Cunqueiro aunque está vivo en su legado está falto de más reediciones de su obra. Antología de sus columnas periodísticas, por ejemplo, no solo las editadas por instituciones con cortas tiradas. Cuando le dieron el Nadal, Umbral escribió sobre él en La Estafeta Literaria: «En América sería Borges. En Europa sería Andersen. En España dirige un periódico para vivir. Nunca aprenderemos a valorar a nuestros escritores con menos de un siglo de retraso. Ahora le han dado un premio gordo y a lo mejor nos enteramos. Por otra parte, a él tampoco parece importarle demasiado. Ha comido bien y eso basta». Es un poco lo que Ruano dijo en la muerte de Julio Camba, terminando también, por cierto, subrayando lo importante que para el finado era comer bien.

La cultura gallega y la española en general le deben mucho. Ya está muy dicho pero hay que recordar que es el Tolkien gallego, alguien que no recoge y recrea leyendas o mitos, sino que los funda. Los inventa. Los regala a la tradición y al acervo. Un día se le ocurrió que habría un monaguillo que se convirtió en bañera para ver desnuda a la gente y esa historia se tomó en no pocas aldeas como difusamente real. Benditas cunqueiradas.

Los otros feriantes

Autor: Álvaro Cunqueiro 

Editorial: Ediciones 98

Precio: 18,50 €

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