Novela

Antonio Fontana: Familia en descomposición

El escritor malagueño Antonio Fontana, ganador del Premio Málaga de Novela 2017 y el Premio de Novela Café Gijón 2020, nos presenta estos días en Ediciones Siruela su última novela ‘Una mujer furiosa’

El escritor Antonio Fontana.

El escritor Antonio Fontana. / Santiago Ortiz Lerín

Santiago Ortiz Lerín

Un hombre que mendiga en un pueblo ficticio del valle del río Genal, en la provincia de Málaga, responde a un padre de familia, que le desprecia cuando le pide limosna, como habrían respondido las Moiras de la mitología griega Átropo, Cloto, y Láquesis: «la muerte se acerca, no me diga que no la oye». Benapujarra es uno de los escenarios de la novela de Antonio Fontana, ‘Una mujer furiosa’, además de la calle Salitre en el barrio malagueño El Perchel, que Cervantes cita en El Quijote y en El Persiles. El autor subraya en la narración que su idea no es situar a los protagonistas en zonas burguesas de la capital de la Costa del Sol, como el Paseo de Reding o El Limonar, sino en la Málaga perchelera, como dice el mismo Fontana, en los años de la transición española a la democracia.

En esta novela el autor nos cuenta la historia de una familia de Málaga donde se cruzan distintas tramas, una familia de clase trabajadora, en una España que aún no formaba parte de la Unión Europea y donde las distancias entre el campo y la ciudad eran notables, digamos dos mundos distintos, donde el autor refleja una incipiente mentalidad feminista que proviene del mundo urbano, además de cierta disonancia entre la mentalidad del padre, oriundo del sur del país, un hombre de costumbres rurales a pesar de ser un ávido lector, y la mentalidad de la madre, más urbanita, oriunda del norte, y que prefiere vivir en Málaga antes que en Benapujarra. En un momento dado este pueblo se revela para ellos como un lugar maldito, digamos que en las familias se normalizan conflictos, ignorando que sobre el papel pueden ser material literario.

Las primeras páginas de una novela son las más importantes, con ellas se atrapa al lector o se le pierde, como quien ve marcharse a alguien entre la multitud. Y Antonio Fontana no se anduvo con rodeos en ‘Una mujer furiosa’, donde elige como narrador a un personaje adulto que recuerda su infancia con la perspectiva de un niño, una técnica que hasta cierto punto puede recordar en cierto modo a Harper Lee en ‘Matar a un ruiseñor’, y un estilo directo y visual que recuerda a Nick Hornby, el escritor inglés, con diálogos vivos y un rápido ritmo narrativo. Entre los escritores dialoguistas destacan algunos con facultades para reducir, en algunos momentos, su dependencia con el narrador. Siempre se ha dicho que la narrativa se cuenta y el teatro sucede, pero a pesar de que el narrador de Fontana habla de algo que sucedió en el pasado, el autor nos transmite que algo está sucediendo mediante sus escenas con diálogos abundantes, es decir, su manera de escribir se caracteriza por un marcado estilo directo. Otra de las características de la narración de Fontana es su voz narrativa, no es una voz ampulosa, sino que transmite cercanía con el lector, es un lenguaje coloquial, podríamos decir también que el autor maneja la emoción como estrategia narrativa para atrapar al lector.

La familia Alarcón, los protagonistas de ‘Una mujer furiosa’, reside en la calle Salitre de Málaga, el padre es director de un colegio, y todos los veranos van de vacaciones a su pueblo, que la madre detesta. Los niños del pueblo tienen una cultura distinta, y entre ellos hay un niño con discapacidad mental que se enamora de Martina, la madre urbanita.

Antonio Fontana, natural de la ciudad de Málaga, ha sido durante varias décadas coordinador de la sección literaria del suplemento cultural del diario ABC, y en los últimos años logró reconocimiento con dos destacados premios, el Premio Málaga de Novela en 2017 con ‘Sol poniente’, y el Premio de Novela Café Gijón en 2020 con ‘Hasta aquí hemos llegado’, editado también por Siruela.

El autor utiliza con osadía una estrategia que recuerda a la novela de Gabriel García Márquez ‘Crónica de una muerte anunciada’, es decir, desde el principio el Nobel colombiano nos anticipa el final, en el caso de la novela de Fontana ‘Una mujer furiosa’, en la primera frase nos anticipa que la madre del narrador va a secuestrar a un niño, es decir, que tenemos que seguir leyendo para saber qué pasa, pues tras esta frase el narrador se remonta en una larga retrospección hasta su infancia, donde por momentos la novela se vuelve coral, al contarnos la historia de sus padres, hermano, abuelos, etc. Podríamos decir que uno de los elementos con los que juega Fontana para el desarrollo de su novela es haber construido de manera definida a sus personajes, del modo en que los echase a andar sobre el tablero narrativo, y que ello le haya servido notablemente en la construcción de escenas y diálogos con los armar su historia, propiciando importantes giros que Fontana sabe manejar para mantener tensión en el lector.

El tono del narrador, en determinados momentos, es de confesión y culpa sobre los secretos de su familia. Fontana se vale de su agilidad narrativa, con un ritmo rápido, que hace de esta novela, de algo más de trescientas páginas, una lectura relativamente rápida, es decir, su estilo no supone una lectura tediosa.

En una entrevista reciente contaba el autor que esta podía haber sido su novela póstuma por un problema de salud que felizmente logró superar, en la que enfrenta distintos conflictos narrativos, desde las diferencias familiares entre los padres, o el desafío de los hijos en la adolescencia, pero sobre todo las diferencias culturales entre el mundo rural y urbano, o mostrar temas como el feminismo, pero hay uno en particular, cuando el padre advierte la homosexualidad en uno de sus hijos y no sabe cómo abordar esta situación.

Antonio Fontana

Portada del libro de Antonio Fontana / Santiago Ortiz Lerín

Una mujer furiosa

Autor: Antonio Fontana

Editorial: Siruela

Precio: 19,95 €

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