La verdadera esencia de la Feria de Málaga se encuentra en las casetas tradicionales, las de toda la vida. Allí, lejos del botellón, se vive la fiesta en todo su esplendor de un modo más tranquilo y relajado. Trajes de gitana, pandas de verdiales, coplas, bailes flamencos y actuaciones musicales de todos los estilos se unen a la calidad de la cocina casera en un ambiente plenamente familiar. Así, peñas como El Sombrero o El Bastón sirven de punto de encuentro y diversión para malagueños y visitantes de todas las edades en la noche del Cortijo de Torres.

Aunque si pensamos en casetas con solera, la primera que se nos viene a la cabeza es El Rengue, donde los mayores se olvidan de sus achaques para disfrutar de la festividad con bailes y cantes rodeados de sus vecinos. Rafaela Sepúlveda, de Ciudad Jardín, se ha animado a acercarse al Real por primera vez con la gente de su barriada, y no se arrepiente. «El ambiente es estupendo, no me puedo mover mucho, pero he estado bailando un poquito», declara mientras se coloca bien su vestido de gitana rojo. Su marido, Antonio Toboso, se muestra muy contento con la experiencia: «Nos traen y nos llevan al barrio, la comida está muy buena y encima es gratis», añade.

Otro rincón con historia es La Rebotica, la caseta de los farmacéuticos que celebra esta Feria su 35 aniversario. Nada más entrar, el ambiente familiar de la acogedora caseta se deja notar. María Antonia Sánchez, una de sus responsables destaca las acciones solidarias que se llevan a cabo, como las comidas a beneficio del proyecto Un Día Por Ellos y con los ancianos de las Hermanitas de los Pobres: «Se lo pasan muy bien todos los años, incluso se animan a cantar flamenco», explica.

Otra de las casetas con más ambiente festivo es la de la Peña La Paz, donde suenan éxitos populares como La bomba, de King África, que son bailados por decenas de personas de todas las edades. «La caseta siempre está a tope, la gente disfruta de buena comida y buena música», declara María José Gil, que ya se ha quedado afónica de tanto disfrutar la Feria.

El toque novedoso lo pone El Malaguita, una caseta cien por cien malagueña orientada a los empresarios y sus familias. Se trata de una nueva marca que, de la mano de Sabor a Málaga y diferentes empresas colaboradoras, promueve la gastronomía autóctona y fomenta el espíritu solidario con la venta de tickets destinados a tres asociaciones: Cudeca, Asima y la Fundación Javier Imbroda. Una forma distinta de disfrutar al máximo de la fiesta y huir de las aglomeraciones.