El profesor de Investigación del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social de la Universidad de Rovira y Virgili, Jordi Agustí, intentó demostrar con su ponencia ´Las etapas de la expansión cerebral´, que abrió ayer el programa del curso de la UMA en Vélez ´El Origen de la Mente Humana´, que a pesar de que se ve un crecimiento más o menos continuo del volumen cerebral a lo largo de la evolución humana, se diferencian unos escalones reseñables. Concretamente, distinguió tres etapas que corresponden a tipos de homínidos diferentes con características diversas de comportamientos y hábitos.

En primer lugar, Agustí hizo referencia a la etapa de nuestro linaje referente a ese tiempo en la que el cerebro humano no difiere al de un chimpancé. "Unas innovaciones anatómicas de nuestro cuerpo son las que nos hicieron distintos, como fue la adquisición bípeda", explicó este experto en Paleoecología Humana.

Dando un gran salto en la expansión cerebral, en una segunda etapa, se encuentran los cerebros de 600 centímetros cúbicos o más. En este momento ya se observó en la especie humana algún tipo de comportamiento social complejo. El profesor de ICREA manifestó que esta información se ha conocido gracias a los yacimientos de Dmanisi en Georgia, en los que él mismo participa. El hombre, por entonces, desarrollaba una capacidad para producir tecnología lítica, es decir, útiles de piedra, y tendía a tener una forma de vida independiente del ecosistema. "Eran carroñeros, tenían un impulso de carne significativo", indicó.

Antes de llegar hasta la expansión del hombre actual, Agustí mencionó la tercera etapa que corresponde a la expansión cerebral hasta alcanzar los 1.100 centímetros cúbicos. En esos años, la especie humana se caracterizó por ser una gran depredadora y la tecnología lítica, igualmente, sobresalió por ser más desarrollada.

El presente y el futuro. Finalmente, en el último escalón está el hombre actual que ocupa una etapa en la que se utiliza el pensamiento simbólico, que no es otro que la capacidad de utilizar símbolos para la comunicación en grupos mucho más grandes que el entorno familiar.

Desde el punto de vista de Jordi Agustí, no habrá variaciones significativas en cuanto al volumen del cerebro. Sin embargo, constata que en nosotros se ha detenido la selección natural, el mecanismo que ha empujado a toda evolución gracias a la incidencia que ha tenido la cultura.