La vocación que Rogelio Ramos Guerrero sentía por la enseñanza tuvo la ´culpa´ de que durante este curso 2009-2010 el colegio Divino Pastor celebre el medio siglo de vida.

Fue este licenciado en Derecho y Magisterio nacido en Algarrobo quien, tras regresar de Argentina, quiso ser maestro de un colectivo muy especial: los aprendices de Renfe, a los que daba clases nocturnas. "Había muchas familias sin medios económicos que sabían que el único camino era éste porque si aprobaban el examen conseguían un trabajo para toda la vida", cuenta María Ramos, hija de Rogelio y actual directora del colegio Divino Pastor.

En 1959, el maestro consiguió que le prestaran unas naves del Bulto para impartir clase, pero algunos gamberros les apedreaban, "entonces consigue una sala en la parroquia de Santo Domingo y luego encuentra una buhardilla con dos habitaciones en la calle Tomás Heredia", destaca su hija.

Bancas en la casa

En ese modesto piso comienzan las clases el 1 de octubre de 1959, con muy pocos alumnos y una profesora, mientras los aprendices reciben clases por la noche. La mujer de don Rogelio, Salvi Villalta, elige el nombre: el Buen Pastor, aunque hacia 1968, dado que ese nombre ya estaba registrado por otro centro, terminaría llamándose el Divino Pastor.

"A partir de la calle Tomás Heredia todo empieza a crecer, al año siguiente tiene que alquilar el piso de abajo pero el dueño del edificio quiere echarlo abajo y construir uno nuevo y en mi casa en la calle Ordóñez metieron bancas para que los aprendices dieran clase porque había que seguir adelante y los alumnos no se podían quedar atrás".

El colegio, mientras duraron las obras, se trasladó a otro número de la misma calle Tomás Heredia y, tras la construcción del nuevo edificio, ´vuelve al hogar´ y se crea una filial del centro en la avenida de la Paloma, después de que un sacerdote amigo se lo recomendara. "A mi padre le preocupaban mucho las zonas deprimidas", señala María Ramos. Dos años más tarde, habrá un tercer colegio en el Camino de Antequera.

Desde los comienzos, una de las principales características del Divino Pastor es que se trata de un colegio mixto, algo que fue muy criticado en su época. Y es que, en 1959, sólo un colegio de Málaga aceptaba alumnos y alumnas. "Mi padre siempre fue un adelantado para su época y de toda la vida acudían niños y niñas al colegio, algo por lo que se le criticó mucho", cuenta su hija. En ese centro de la calle Tomás Heredia por cierto, todavía no había llegado la ´ratio´ de alumnos y podía haber 60 por clase, hasta el punto de que, para que todos pudieran seguir bien la clase, había dos pizarras colocadas en sitios distintos.

Pero pasa el tiempo llega la ley de Educación y prohíbe la pervivencia de colegios en pisos, así que don Rogelio Ramos "se lía la manta la cabeza", como cuenta su hija, y decide construir un colegio en la calle Gaucín, junto a un amplio solar en el que luego se levantaría la urbanización El Torcal.

Joaquín González, maestro del Divino Pastor desde el año 68, cuando todavía tenía su sede en la calle Tomás Heredia, recuerda la construcción del nuevo colegio, "con la parte de la cerca y los albañiles" y es que, fiel a su deseo de que nada impidiera la marcha del curso, don Rogelio comenzó las clases con el colegio todavía a la espera de los últimos retoques de los albañiles.

Mientras se construía, el maestro de Algarrobo cayó en la cuenta de que podía dejar a profesores sin trabajo, así que decidió añadir una planta más al colegio. Esta tercera planta del Divino Pastor es un gesto más del buen corazón del fundador del centro, que siguió sin faltar al colegio incluso cuando dejó la dirección porque "era su vida", resalta su hija, que hoy ocupa el puesto de su padre, además de ser profesora por vocación.

En 2004 nos dejaba a los 84 el fundador de este sueño nacido de una vocación muy profunda por la enseñanza. Cinco de los hijos de don Rogelio Ramos y algunos sobrinos siguieron los pasos del fundador y son hoy profesores.

El Divino Pastor tiene hoy en día 1.206 alumnos y cuenta con colegiales que van desde los pocos meses hasta los 16 ó 18 años, dependiendo de la repetición. María Ramos confiesa que la enseñanza "es lo más importante de mi vida porque lo he mamado". Don Rogelio acertó con un proyecto de vida volcado en los demás.