Fue la lectura más repetida durante el pasado verano, la respuesta de los agentes del sector, el quebradero de cabeza de los hoteleros. El turista se había vuelto perezoso, se agarraba al bolsillo, metía a la familia en el último momento en el automóvil y llegaba con una reserva efectuada pocas horas antes. Este verano la historia se repite, pero con más intensidad. ¿Las previsiones? Todavía en el aire.

Lo que si se ha notado ya es una leve mejoría en la ocupación de hoteles y apartamentos en la primera quincena de julio, lo que permite ser moderadamente optimisma de cómo se comportará el verano en la Costa del Sol. Aún así, tanto hosteleros como comerciantes constatan que el nivel de gasto de los turistas ha caído en relación a 2009.

Francisco Moro, vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), asegura que se trata del verano más impredecible de la década, superior en la tasa de reservas de última hora a 2009. «Los clientes contratan la habitación un día antes, lo que dificulta la planificación de los hoteleros», señala.

La indeterminación de los clientes impide dar base científica a las expectativas de la temporada, que, en principio, se antojaba más amable que la precedente. En este sentido, Francisco Moro se muestra expeditiva. «Si me preguntas por las reservas de ahora te tendría que decir que agosto será un desastre, pero ya sabemos, por el año pasado, que luego se equilibra», puntualiza.

Ofertas de última hora.

El experto achaca el comportamiento de los turistas a un desconocimiento de la evolución del mercado. Los viajeros, insiste, creen que la espera les recompensará con ofertas del último momento. Una posibilidad que el empresario declina apelando a la lógica de la industria. «Debe ser al revés, premiar al cliente que apuesta por la antelación», afirma.

Moro confía en que la incertidumbre y la renuencia a la planificación no traiga aparejada una nueva caída de los precios.

La demora en la contratación de las vacaciones es la tónica de la crisis. El pasado año desbarató los cálculos sobre el terreno de la patronal. El vicepresidente de Aehcos opina que, más allá de la pasividad de los clientes, el verano se cerrará con números similares a los del ejercicio precedente. No habrá milagro, pero tampoco retroceso, lo que suena bastante bien teniendo en cuenta la dinámica instaurada a partir de 2008.

Joaquín Fernández Gamboa, vicepresidente de la Asociación de Empresarios de Agencias de Viaje (Aedav), que aglutina buena parte del gremio, ofrece un apunte sensiblemente valioso para entender el retraso en la contratación de reservas. «Hemos topado con muchos turistas que estaban esperando a la resolución de su declaración de la renta para ver con qué presupuesto contaban», afirma. De acuerdo con el experto, los hoteleros han eliminado el sobrecoste previsto para la contratación de temporadas escasas para ganar clientela.