La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a cuatro personas a un total de once años de prisión (uno a dos años, dos a tres años y un cuarto a tres y medio) por su participación en una virulenta reyerta en una discoteca de Guaro que acabó con seis heridos de diversa consideración e implicó a numerosas personas que lograron huir del local el 14 de febrero de 2009.

A las 3.00 horas de la madrugada, en una discoteca de Guaro, se celebraba una fiesta privada de cumpleaños. Allí coincidieron J. A. M. G. y D. R. No se conocían, pero empezaron a empujarse junto a la barra, dice el tribunal. La cosa no llegó a mayores porque mediaron varias personas. Pero al rato volvieron a encararse y, durante el forcejeo, el primero golpeó a su oponente con una botella de cristal en la cara, alcanzándole en la boca.

Un amigo del agredido, que no vio la agresión pero sí la herida de la que manaba abundante sangre, fue a pedir explicaciones al agresor. J. A. V. M., junto al que recibió el botellazo e I. T. R., se acercó a J. A. M. G., quien a su vez le propinó «un golpe que le hizo caer al suelo». El hombre que había recibido el botellazo estaba muy alterado y comenzó a pegar a quien había pegado previamente a su amigo, secundado por éste e I. T. G. «Le tiraron al suelo, lo patearon y propinaron puñetazos», dice la Sala.

Al apercibirse de lo que ocurría, varios allegados de J. A. M. G. trataron de interponerse entre éste y sus agresores, por lo que recibieron «algunos golpes indiscriminados». Una mujer que acudió a ayudar al pateado recibió un sillazo de otra –amiga de quien sufrió el botellazo en la boca–.

En un primer momento hubo cuatro heridos de diversa consideración con contusiones y otras secuelas. Tras separar a J. A. M. G. de sus agresores, lo encerraron en el cuarto de baño, mientras el dueño del local apagó la música y desalojó la discoteca. J. A. M. G. y sus amigos permanecieron encerrados en el pub, mientras que J. A. V. M., D. R. e I. T. G., desde el exterior, empezaron a lanzar piedras y objetos hacia la fachada del establecimiento, dice la Audiencia. A ellos se unió un grupo indeterminado de personas también desalojadas. Retaban a los que se resguardaban en el interior a la espera de que llegara la Guardia Civil.

«La resistencia de estos últimos a salir del local enardeció el ánimo de aquellos, los cuales, aunando fuerzas, apoyados por terceras personas ignotas, que también habían sido desalojadas del local, se empleaban en acceder a él nuevamente, a pesar de la oposición del dueño y de su madre, que acudió al local por el ruido de la pelea». Pero pudieron entrar y arrollaron a la madre del responsable.

Rompieron «mobiliario y enseres, arrastrando a la mujer que cayó al suelo». Dentro, D. R., J. A. V. M. e I. T. G. trataron de agredir a sus oponentes lanzando vasos y mobiliario del local. La Guardia Civil puso fin a la reyerta. Uno de ellos fue detenido por un agente cuando se disponía a lanzar un objeto de decoración de grandes dimensiones a la cabeza de un rival, lo que impidió. El funcionario resultó herido, al igual que la madre. Los daños en el local ascendieron a 2.101 euros. Las indemnizaciones suman más de 24.000 euros.