El boquerón es uno de los productos más característicos de nuestra mar y que supone además una seña de identidad de Málaga. Pero con el paso de los años parece que está a punto de convertirse en un manjar en vías de extinción. Y es que a lo largo de los últimos tiempos el descenso de las capturas en la zona del mar de Alborán ha sido porcentualmente considerable, lo que hace que cada vez sea menos rentable capturar esta especie.

Los datos registrados en la última década son muy representativos. En el año 2001 se recogieron unas 1.960 toneladas de boquerón y en 2002 se registró una cifra bastante alta, de unas 3.200 toneladas. Sin embargo, la reducción en ejercicios posteriores ha sido paulatina: en el año 2011 fueron 862 toneladas, lo que supone un descenso del 73% en ese periodo.

Por ello, los pescadores cada vez más prefieren salir a la mar para llevarse otros peces, como pueden ser la sardina o el jurel. En lo que respecta a la sardina, se capturaron unas 6.000 toneladas durante la pasada anualidad. Precisamente aún en estas fechas los barcos de cerco siguen saliendo para buscar este producto estrella de los chiringuitos, donde algunos clientes continuan pidiendo el clásico espeto.

Aún no se tienen datos en lo que se refiere a la campaña del boquerón de este año, ya que empieza durante los primeros días del próximo mes, y no es hasta mediados de octubre cuando los pescadores, dependiendo del volumen de capturas, saben si van a tener una temporada más fuerte. Comprende un trimestre y concluye a finales de diciembre.

«Actualmente, la única zona existente para la captura del boquerón se localiza en la bahía de Málaga», precisó Juan Jesús Martín, técnico del Aula del Mar. Y es precisamente en este caladero donde salen a faenar las embarcaciones procedentes de los distintos puertos de la provincia.

Uno de los puertos pesqueros más importantes de toda la provincia se localiza en Caleta de Vélez, en Vélez Málaga, donde se registra el mayor volumen. De hecho, se trata de uno de los que más comercializa con este pescado. El pasado año contó con una captura de 426 toneladas de boquerón, casi la mitad de lo que se recoge en el mar de Alborán. Esto se tradujo en un beneficio económico en torno a los 957.000 euros.

«Las capturas se han resentido mucho en estos últimos tres años y además tienen poca salida en el mercado», apuntó José Luis Guerrero, armador de una embarcación de cerco y patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Caleta de Vélez. En total, en la zona portuaria de la capital veleña se contabilizan 16 barcos dedicados a la pesca de cerco, lo que supone casi cerca de 180 personas que viven directamente del trabajo en la mar.

«Hay otras especies que están siendo mucho más rentables para los pescadores de Caleta de Vélez, como es el caso del saltón, que es una especie de anchoa, la sardina o el jurel», precisó Guerrero. De hecho, el precio de la caja de boquerón, que oscila entre los 7 y 8 kilos, suele rondar en torno a los 35 y 40 euros en lo que se refiere al boquerón más adulto que supera los 12 centímetros, mientras que entre los 9 y los 12 centímetros se puede fijar en torno a los 70 euros. Unos precios que hacen que tenga una venta muy difícil debido a su escaso número, teniendo en cuenta que otros como la sardina pueden tener un precio de entre 10 y 12 euros y el jurel puede cifrarse en los 8 euros.

Y es que también el porcentaje de capturas varía mucho con respecto a otras especies. Por ejemplo, en un día de captura medio, se pueden recoger entre 50 y 60 cajas de boquerón, lo que supone un beneficio de entre 2.500 y 3.000 euros. En el caso de esta semana, en un día se han recogido más de 150 cajas de sardinas por parte del Nuevo Antonio Esperanza con el que sale a faenar Guerrero.

«Prácticamente ya no se encuentra el boquerón por aquí, ya que está más presente por la zona de Marruecos. Incluso ha habido semanas en las que hemos cogido boquerón en tan sólo dos o tres días», comentaba Domingo Díaz, armador del Gabriel y Carmen.

Sobre todo también porque en la época estival, con la gran afluencia de turismo asiduo a los chiringuitos, las sardinas se convierten en uno de los reclamos más usuales y demandados. De hecho, aún no ha empezado la campaña del boquerón y el poco que se recoge es de un tamaño de entre los 9 y los 12 centímetros, que es lo que se denomina como boquerón victoriano (que precisamente recibe este nombre al empezar a capturarse a partir del Día de la Victoria).

Aun así, la gran mayoría que se está vendiendo en estos momentos en los mercados, de un tamaño menor, son procedentes de Italia, pescado que, en algunas ocasiones, se hace pasar como boquerón de la zona. Ello supone también un problema de competencia para los pescadores malagueños, ya que suele venderse a un precio mucho más barato que el que se recoge en litoral de la Costa del Sol.

También el boquerón cuenta con una campaña específica en el tiempo, que va desde octubre hasta Navidad, volviendo de nuevo a la sardina hasta marzo . De abril a junio se centra en el jurel y de junio a septiembre, de nuevo la sardina. Ana Giráldez, especialista del Centro Oceanográfico de Málaga, destaca que en la última década se ha notado considerablemente un descenso en el volumen de capturas, «una tendencia a la baja que se ha registrado desde el año 2001», y que ha restringido el coto de pesca.

Según precisó Giráldez, una vez que empieza mayo se producen las primeras larvas, un periodo que coincide con las altas temperaturas de agua y que dura hasta el mes de septiembre. En algunos casos suele adelantarse al mes de abril, un proceso para que pueda llegar a ser adulto ya en octubre. «Existen buenas capturas de sardinas en el litoral del Alborán, mientras que el boquerón se pesca muy poco debido a la reducción de la especie y un precio bastante elevado».

En cuanto a la flota que faena en el Alborán para la captura, la especialista explicó que cada vez son menos los barcos que se dedican al boquerón, por lo que en el futuro los pescadores optarán por aquellas especies que les supongan mayores ganancias.

La temperatura del agua determina la cría. Los motivos del descenso en los caladeros del número de boquerones no son todavía muy concretos ya que dependen de muchos factores. Uno de los principales son las condiciones climatológicas de cada año y que juegan un papel decisivo en el volumen de capturas. En este caso la temperatura del agua durante la época que se produce la cría es fundamental para iniciar la pesca cuando se acerca el otoño.

Normalmente suele iniciarse a partir del mes de mayo, aunque si el tiempo cálido se adelanta puede comenzar a partir del mes de abril, lo que hace que estos peces adquieran el tamaño ideal ya casi a finales de verano. El boquerón victoriano es el que se pesca en septiembre, debido a su tamaño entre 9 y 12 centímetros, mientras que el boquerón maduro se captura entre los meses de octubre y diciembre.

Otro de los motivos de este descenso que resaltan los pescadores se basa en la depredación marina, ya que la caballa o el jurel se alimentan de las larvas de boquerón. Y es sobre todo el jurel el que supone un factor importante, ya que la normativa actual sobre la talla mínima del mismo se incrementó hace pocos años, pasando de los 12 a los 15 centímetros.

«Esto lo que provoca es que se tenga que dejar mucho más tiempo en la mar para que crezca, y se trata de uno de los depredadores más fuertes para el boquerón, ya que se alimenta de sus crías», resaltó el patrón mayor de la cofradía de pescadores de Caleta de Vélez, José Luis Guerrero.