La experiencia, las dotes de persuasión y de saber buscar puntos de encuentro y de conciliación no fueron suficientes ayer para que el árbitro designado por el Consejo Andaluz de Relaciones Laborales (CARL), Jesús Cruz Villalón, consiguiera en esta ocasión que la dirección de la empresa Limasa y los trabajadores alcanzaran un acuerdo al menos en los dos puntos en que la empresa reclamó un consenso previo para modificar los turnos de descanso y las vacaciones de los empleados fijos, lo que le permitiría contratar menos eventuales y ahorrar unos cuatro millones de euros y ajustarse así a la disminución en seis millones del presupuesto de 2013.

La segunda reunión a la que estaban citadas ambas partes el viernes por el catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, en el Servicio Extrajudicial de Resolución de Conflictos Labores de Andalucía (Sercla), apenas duró hora y media. Tras reunirse por separado con ambas partes y una tercera cita conjunta, quedó claro el distanciamiento entre la dirección y los trabajadores, por lo que Cruz Villalón decidió dar por zanjado el intento de mediación y optar por la opción que tiene encomendada como es la adopción de una decisión arbitral o laudo que las dos partes deberán asumir. Este laudo deberá estar dictado, según anunció el propio Cruz Villalón, antes del próximo viernes 15 de marzo.

Cruz Villalón, indicó al término de la reunión que, «aunque hay que valorar positivamente la disposición de las dos partes», el acuerdo «no ha sido posible», debido a que «hay asuntos que van más allá de lo que correspondía al arbitraje y que han impedido alcanzar ese consenso». «Había que buscar el equilibrio y eso no ha sido posible», concluyó.

Acuerdos del Sercla

Por la dirección de Limasa, su gerente, Rafael Arjona, achacó el fracaso de la negociación a la «intransigencia» de los representantes de los trabajadores. Arjona recordó que la empresa realizó una nueva oferta a los trabajadores en la que se asumía «la interpretación» que el comité hacía de los acuerdos del Sercla de 2012: repecto a las vacaciones, disfrutar 21 días en los meses de verano y los 15 días restantes en los otros meses, mientras que para los descansos proponía seguir igual (descanso sábado y domingo) durante seis meses y los otros seis con descanso en domingo y otro día de la semana y que ambas cosas se pusieran en marcha de inmediato.

Arjona además pidió celeridad a la hora de emitir el laudo por parte de Cruz Villalón, ya que mientras no tengan ese documento, Limasa estará «indefensa» si los trabajadores convocan huelga.

Los representantes de los trabajadores, por su parte, reiteraron que el problema radica en que la empresa «no quiere cumplir» los acuerdos que se adoptaron en el Sercla en febrero de 2012 para evitar a última hora la huelga.

El presidente del comité, Manuel Belmonte, aseguró que los incumplimiento de los acuerdos del Sercla son del 90% y que frente ello está el esfuerzo de la plantilla, que el año pasado «supuso perder unos 9,5 millones de euros, a razón de unos 2.800 euros anuales. En consecuencia, no aceptan ningún tipo de negociación mientras no se ejecute lo suscrito en el Sercla ya que la empresa lo que quiere es «utilizar dichos acuerdos como elementos de presión para la negociación».

Entre los puntos más polémicos, se encuentra también la supresión de los artículos del convenio que permiten desde 1989 que el puesto que un empleado deja por incapacidad, jubilación anticipada o fallecimiento pueda ser ocupado por un familiar. Frente al acuerdo unánime de la Corporación municipal para poner fin a estas cláusulas, los trabajadores se oponen y defienden que «lo firmado en el Sercla en 2012 es inamovible y ya se verá en la negociación de 2013».

Belmonte lamentó que «la empresa fue sin ganas de negociar ni de llegar a ningún acuerdo» e insistió en que el problema está en el fondo, que es el incumplimiento del acuerdo adoptado hace un año en el Sercla y las provocaciones durante todo este tiempo».

Son estos «incumplimientos y provocaciones «los que trasladarán a los trabajadores en la asamblea convocada para las 11 horas de hoy sábado en la que decidirán si convocan una huelga de basuras en Semana Santa, que, a priori, comenzaría a las 06.00 horas del día 22, Viernes de Dolores. «Parece que no hay otra salida porque nos están abocando a que haya este conflicto», advirtió.

Al respecto, Belmonte se quejó de que la empresa ha puesto dificultades para reunirse en los talleres de la Térmica. «Le hemos pedido que aparten los camiones para dejar sitio a los más de 1.000 trabajadores que nos reuniremos. Nos han dicho que no y, además, que si entorpecemos las actividades, no podrán sancionar».

«Amor a Málaga»

El presidente no olvidó mandarle una respuesta al alcalde, Francisco de la Torre, que el día anterior había apelado al «amor a la ciudad» para evitar la huelga. Belmonte afirmó que «los trabajadores de Limasa amamos a Málaga, los que no la aman son los socios privados que vienen de Madrid se llevan su 2% de beneficio, sus millones por asistencia técnica y se vuelven a Madrid». En todo caso, el presidente del comité insistió en que «una cosa es el amor a Málaga y otra la dignidad y nosotros vamos a defender nuestros derechos a capa y espada».

Por su parte, el alcalde insistió ayer en que es «muy difícil» que los trabajadores de Limasa, «si actúan con sentido común, si hay buena fe, si hay apertura al diálogo y ese amor también a la ciudad, vayan a convocar una huelga para fastidiar la Semana Santa». «Lo dudo, confío en los trabajadores de Limasa», concluyó.

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