El pleno hizo realidad la propuesta del alcalde, Francisco de la Torre, de paralizar la reforma del proyecto del metro en su tramo Renfe-Guadalmedina hasta que se culminen las negociaciones acordadas por el alcalde con el presidente andaluz, José Antonio Griñán.

De la Torre mostró su «sorpresa y preocupación» ante el hecho de que haya salido a concurso la modificación del tramo Renfe-Guadalmedina, ya que supone «alterar el proyecto» y «condicionar la solución definitiva que se adopte» para este tramo.

Defendió que lo importante es adoptar una postura, «constructiva y positiva para buscar salida». Por ello, abogó por estudiar primero la solución técnica y económica para el tramo Guadalmedina-La Malagueta, dejando para después las discrepancias que ambas administraciones mantienen en relación con la factura de casi 70 millones de euros puesta sobre la mesa por la Consejería de Fomento.

Por ello, la propuesta de paralizar la modificación del tramo Renfe-Guadalmedina salió adelante, aunque sólo con los votos del PP pues el PSOE, como viene haciendo últimamente en este tema, se abstuvo e IU, votó en contra.

El portavoz de IU, Eduardo Zorrilla, quiso advertir de que la propuesta del alcalde es errónea dado que «parte de una premisa equivocada», ya que el nuevo proyecto «es compatible con cualquier solución que se adopte». Con este argumento rechazó la paralización del proyecto y de las obras , por los costes que supondría y por ser una obra que en estos momentos da trabajo a 1.800 personas. «Me preocupa que lo que pretendan sea paralizar la obra que da más empleo en la ciudad y, además, corremos el riesgo de tener que pagar indemnizaciones a la concesionaria, en dinero ahora o luego, porque el tiempo también es dinero». El PSOE se abstuvo, pero defendió las ideas de IU y se mostró en contra de la propuesta del PP que «sólo pretende la paralización de las obras», señaló el concejal Sergio Brenes.

El concejal de Movilidad, Raúl López, al defender la propuesta explicó que, dado que «nos hemos dados unos meses para buscar el poder llegar de manera soterrada al menos hasta la plaza de La Marina», es necesario que se paralice la licitación del proyecto, «ya que en el mismo se pretende un cambio de rasante cambiando la altura de la estación de Guadalmedina que de estar bajo tierra pasaría a estar a nivel del suelo, y ello condicionaría de manera irreversible el proyecto», además de que iría en contra «de lo acordado en Sevilla», concluyó López.